Efectos de Internet
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Tal vez me perdí ya. En las clásicas novelas de detectives, intrigas y ladrones (novela negra), si usted buscaba a la chica ataviada con botas negras a la rodilla, gabardina oscura y gafas de sol, usted lo más probable llegaba al dinero y a resolver el caso junto con el agente. ¿Usted busca a una chica con un largo pitillo bajo la mano y con guantes de seda (Audrey Hepburn), mientras en el coche-bar de un tren rumbo a oriente, descansa un vaso de bourbon listo y a tiro de los labios de la musa de infarto? Lo más probable usted descubrirá que es pieza clave para solucionar una conspiración entre Inglaterra y USA. Claro, eso era antes.
Tal vez ya me perdí. ¿Cuándo? No lo sé. ¿Cuándo se jodìó esto? Tampoco lo sé. Hoy, las intrigas universales (en las novelas) ocurren bajo el amparo de toneladas de cocaína, tráfico de infantes, trata de blancas, fármacos que lo llevan a usted a otro mundo paralelo, redes multinacionales de prostitución, blanqueo de capitales y coca, harta cocaína. La mariguana es un juego de niños. Tan es así, que se va a legalizar. Es un cigarro, pues. Tabaco. Usted puede ser multado por fumar un inofensivo cigarro en un restaurante, pero jamás será molestado si se fuma un churro en la calle, en plena plaza, en plena avenida. Faltaba más, para eso son las leyes, para proteger a la amante en sus derechos (Ley de la Familia de Coahuila) y no hay quien proteja a una mujer migrante hondureña que es violada, ultrajada y degollada a su paso por Saltillo (sábado 29 de mayo). Como nadie la conocía, es una NN.
Tal vez ya me perdí. En la pasada edición de la Feria Tlaxcalteca del Libro organizada por el Gobierno del Estado, estuve leyendo algunas crónicas que publicó VANGUARDIA al respecto. Ahora, nos contó una reportera de este diario, los que “influyen” en lo que usted lee son los “booktubers” o algo así. Es decir, son aquellos niños y jóvenes que se atreven a leer un libro de corridito (imagino eso es asombroso hoy en día. Algo galáctico. Es como un record, por lo cual son seguidos y aplaudidos), luego se graban a sí mismos, suben el video a la red y comentan el volumen. Al parecer es eso. Nunca he visto un video, perdón. No tengo tiempo.
Pero vaya, en esencia es esto: son niños que leen un libro en su vida (insisto, algo fuera de lógica actualmente, por eso son vistos como freaks) y luego lo “cuelgan” en sus redes sociales. Leyendo algo de ello, vi que hay un muchacho que recomendó un libro, es un viejo libro el cual leí cuando tenía 20 años, “Jornada de errores médicos.” ¡En serio lector!
Un mal libro, pero bueno, los jóvenes con todo se apantallan. Pues sí, esto es lo de hoy.
Esquina-bajan
Tal vez ya me perdí. Cada vez que he hecho referencia en estas generosas páginas de que debería de prohibirse Internet hasta cumplir 25 años de edad y con un tiempo luego de uso de una hora o a lo mucho, dos horas diarias de acceso a ese mundillo virtual, las opiniones se han dividido. Me han caído a palos y otros coinciden con mi sana propuesta. Don César Elizondo, empresario y columnista dominical de esta casa editora, es de los que está full time en red. El habla de la “sabiduría” de los 140 caracteres de Twitter. Respeto su opinión. El científico, académico y vecino de columna, Marcos Durán, no obstante que la usa todo el tiempo en su trabajo, coincide conmigo en que Internet no es la panacea para todos nuestros males.
Tal vez ya me perdí. Sigo sin ver la virtud de Internet y si veo el prietito en el arroz. Y para fortuna mía, una vez más mí tirada de naipes se ha cumplido. En Estados Unidos ahora mismo hay un debate intenso donde está involucrada la mismísima Casa Blanca tratando de parar las declaraciones que viene haciendo el Director del FBI, James Comey. Este ha afirmado sin tapujos ni pelos en la lengua de algo que todo mundo vemos: el “efecto del video viral”, es una de las principales causas del auge del crimen en Norteamérica en sus grandes ciudades. En una veintena de ellas, nos cuenta el periodista Joan Faus, en el último año las muertes violentas han aumentado tras dos décadas de ir en picada las estadísticas y claro, los hechos.
Internet, lo he contado y ahora lo mantengo con más brío, pudre la conciencia y la imaginación. Se intercambian “memes”, fruslerías y pendejadas en la red en “tiempo real” y a esto le nombran “estar informados.” El Director del FBI dice que el auge de los delitos violentos tiene que ver directamente con las redes. Lo están analizando en los USA. Aquí, y cuando fue el ataque artero a VANGUARDIA y a nuestro Director, Armando Castilla, estuve monitoreando cuántos “intelectuales” y “artistas” protestaron por ello en sus redes, como seres humanos libres, independientes y de frente a semejante embate oficial. Un silencio bastante parecido a la cobardía se hizo presente.
Letras minúsculas
¿Para que sirve Internet? Para recomendar un pésimo libro de 1980 en voz de un adolecente que ahora, lo leyó de “corridito.” Puf. Tal vez ya me perdí.