El Barco EPN se hunde, con Coahuila en 2017
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Enrique Peña Nieto va en picada. Con su caída libre, se desmoronan las Reformas Estructurales. Se desnuda su famélica política de comunicación social. Se amplifica su soledad en medio de la tormenta, mientras vendado de los ojos se abraza al mástil de un México zarandeado por olas de 30 metros de altura.
Entre latigazos de un mar embravecido, Enrique aún cierra los ojos y repite su mantra infantil: “La corrupción es una debilidad de orden cultural”.
Enloquecido, desde la proa, José Antonio Meade, secretario de Desarrollo Social, con los brazos abiertos desafía la tempestad y grita a los cuatro vientos: “Tenemosmucha suerte hoy de que el presidente Peña Nieto sea el Presidente de México” (Milenio: 18-04-2016).
México se hunde y todavía no se han dado cuenta. Extasiados con ellos mismos, no ven más allá.
Por ejemplo, al día de hoy, sólo el 30% de ciudadanos aprueba la gestión de Peña Nieto. En el caso de los líderes, el porcentaje se reduce a 22%.
Además, 56% de los ciudadanos coincide en que la situación económica del País ha empeorado en los últimos 12 meses. El 69% de los líderes corrobora esa percepción.
Peña Nieto reprueba en Seguridad Pública; la opinión desfavorable de ciudadanos alcanza el 61% y la de líderes el 77%. En combate al narcotráfico (65% y 76%). En empleo (66% y 63%). En combate a la pobreza (68% y 73%). En economía (68% y 64%). Finalmente, en combate a la corrupción (73% y 92%).
¿Repuntará Peña Nieto para cerrar su sexenio con la fuerza suficiente para imponer su voluntad en las elecciones de Coahuila en 2017? Muy difícil.
Peor aún. Su debilidad arrastra a Manlio Fabio Beltrones en las elecciones de 2016. En las cuales “el PRI perdería Aguascalientes, Quintana Roo y Tlaxcala. También, ‘las joyas de la corona’: Veracruz y Puebla con 9.8 millones de electores. Recuperaría, sin embargo, Oaxaca y Sinaloa. Y mantendría Chihuahua, Durango, Hidalgo, Tamaulipas y Zacatecas”.
Si este escenario ocurriese, que se amarren el cinturón los calefactos a la Gubernatura de Coahuila, que han apostado su candidatura al beneplácito de Peña Nieto o Manlio Fabio. El poder de Rubén Moreira y de los gobernadores priístas pesará más, porque será el último bastión para defender al PRI contra la embestida definitiva de Andrés Manuel López Obrador para llegar a la Presidencia de la República.