El costo de dormir poco
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¿Cuál es una de las mayores batallas de los padres hacia sus hijos? Sin duda es la hora de dormir. En estudios hechos en Estados Unidos han encontrado que entre 60 y 70 por ciento de los adolescentes presentan algún tipo de trastorno de sueño. Cada lunes y jueves a las 7:00 y 8:30 de la mañana tengo dos clases en la universidad y cada semestre observo que duermen menos mis alumnos. Pareciera que están muertos en vida. No hay atención, reacción y muy poco aprendizaje. Al preguntarles cuántas horas de sueño tienen, me contesta la mayoría (70 por ciento) entre 4 y 5 horas. Saben perfectamente que es noche de escuela y que el día de mañana tienen que levantarse muy temprano para llegar a su clase. Pero pareciera que su vida es nocturna: amigos, internet, cine, series de televisión, videojuegos y antros.
Este déficit de sueño no es exclusivo de los universitarios. Los pequeños de preescolar o primaria duermen menos de 7 horas. ¿Qué pasa con los papás? ¿No pueden exigirles que duerman al menos 8 horas? ¿Tienen miedo de supervisarlos y retirarles todo lo que los puede mantener despiertos? Muchos padres me dicen que sus hijos no pueden dormirse temprano. Dormir se considera un hábito y si el chico ha estado acostumbrado a ver televisión muy tarde o interactúa en sus redes sociales en la madrugada, por consecuencia su cerebro está acostumbrado a producir tarde o muy poca melatonina (hormona del sueño). Aun cuando los padres dicen buenas noches a sus hijos y asumen que duermen, la mayoría de los adolescentes se queda viendo videos en YouTube, envían mensajes a sus grupos de WhatsApp o permanecen en sus videojuegos. Y están condenados a dormirse en sus clases.
Los problemas del sueño son muy parecidos a la metáfora de tener astigmatismo. No sabemos el problema que tenemos de visión hasta que usamos lentes y vemos cómo es un buen sueño. La neurociencia advierte que los hábitos del sueño en los adolescentes son fundamentales para que tengan una buena salud mental. Necesitan dormir al menos entre 8 y 9 horas. El Instituto Mental de los Niños (The Child Mind Institute) publicó un estudio donde detectaron que el 56 por ciento de los adolescentes presentan síntomas de depresión o ansiedad. La mayoría tiene sentimientos de abandono y soledad, y está correlacionado con déficit de sueño. El Dr. Ryan C. Meldrum ha encontrado que los malos hábitos tienen una relación directa con pensamientos o ideación suicida. Meldrum, profesor asistente del Departamento de Criminología de la Universidad Internacional de Florida, encontró que poco sueño se relaciona en forma directa a la falta de autocontrol, incrementando la impulsividad y agresividad de los muchachos. Uno de los cambios más importantes es el control de su temperamento. Algunos de mis estudiantes me comentan: “Maestro, cada vez que duermo poco me siento muy débil e incapaz de poner esfuerzo en mis clases”. “Estoy muy irritable”. “Me siento con depresión”.
¿Cuáles son las razones más importantes por las que el adolescente no duerme?
No hacen suficiente ejercicio físico. La mayoría de ellos se la pasan sentados o acostados. Necesitamos estimularlos para que salgan afuera a jugar o hacer un deporte.
Muchos tienen sentimientos de tristeza. La ansiedad, el aburrimiento y un pobre sentido de vida son causas de alteraciones de sueño.
Alto consumo de azúcar. Los doctores afirman que alta dosis de azúcar dificultan el sueño.
Alta dosis de cafeína. Muchos universitarios acostumbran a tomar café o bebidas energizantes para mantenerse despiertos.
Pasan demasiado tiempo antes de dormir con la tecnología. La luz impide que haya producción de melatonina en cerebro. Se recomienda no ver pantallas al menos 30 minutos antes de dormir.
Algunas recomendaciones:
Hacer las recámaras libres de pantallas.
Tomar un baño caliente antes de dormir.
Apagar todas las alarmas y cerrar las cortinas.
Sacar el celular de la recámara.
Si tu hijo tiene algún tipo de tecnología, como televisión, celular, tableta o videojuego en su recámara, ¡HAY QUE SACARLOS! Más del 25 por ciento de las personas confiesan que se duermen con el celular en la mano. Hay algunas excusas y respuestas ante la tecnología en la recámara de nuestros hijos:
“Es mi alarma”. Fácil. Compren un reloj de mesa con alarma.
“No puedo dormir sin música”. Consigan un reloj de alarma con reproductor de música.
“Necesito ver Netflix para dormir”. Puedes ver la película en la sala.
Seamos más listos que nuestros hijos y que no nos chantajeen con sus justificaciones, aunque parezcan lógicas o racionales. Es por su bien.
jesus.amaya@udem.edu
@JesusAmayaGuerr