El Derecho como defensa de los DH
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En México, llegan a ser comunes frases como “las miles de personas desaparecidas son parte de la delincuencia organizada”, “los delincuentes denuncian la tortura sólo para salir libres”, “el asesinato de mujeres es porque consumen alcohol”.
Éstas son “historias” o “estereotipos” que lamentablemente los juristas hemos contribuido a que sean reconocidas como ciertas. En la versión tradicional, el Derecho se reconoció a sí mismo como ciencia, con capacidad de autocorregirse y perfecto en su aplicación, sin necesidad de alimentarse de otras disciplinas. En otras palabras, el Derecho puede decir en qué momento surge o termina la vida humana, quien puede tomar decisiones por sí mismo, y hasta reinventa la realidad.
Es muy común que quienes estudian para juristas escuchen: “El Derecho no es justo, pero es Derecho”, “los derechos humanos son buenos deseos” o “si el Derecho contradice a la realidad, peor para la realidad”. Estas frases se vuelven mandamientos bíblicos para quien ejercerá el Derecho. Y así, el jurista se vuelve un instrumento para oprimir a las personas y mantener el status quo político-social.
Sin embargo, el Derecho puede ser una herramienta de transformación. Fue gracias al Derecho que un par de mujeres indígenas dejaron de ser unas mentirosas y se les reconoció como sobrevivientes de violencia sexual a manos del Ejército Mexicano, en un discurso del Secretario de Gobernación en México en el que les pidió disculpas.
Y el Derecho, al usar otras disciplinas de estudio, permitió al GEIE de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, determinar que 43 estudiantes no fueron quemados en un basurero.
Estas historias de justicia han empleado al Derecho como herramienta para la defensa de los derechos humanos; es decir, han dado aplicación práctica a los mismos en la Constitución y tratados internacionales. Han buscado cumplir con las aspiraciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En 2001, se presentó el Diagnóstico sobre la Educación Legal en Derechos Humanos en México, con resultados lamentables. La educación en derechos humanos se limitaba a una de 60 materias, y basaba su enseñanza en un texto escrito 30 años atrás. Las obligaciones internacionales en derechos humanos no eran parte de la currícula. La metodología de enseñanza era sólo la lectura de textos.
En los siguientes años, un grupo de universidades hicieron alguna de las siguientes acciones. Incorporaron la materia de Derecho Internacional de los derechos humanos; buscaron transversalizar del enfoque de derechos humanos en la enseñanza del derecho; incluyeron conocimientos de otras disciplinas en la enseñanza del derecho; crearon posgrados e institutos de investigación en derechos humanos; generaron publicaciones especializadas en la materia; e instalaron clínicas jurídicas y concursos de litigación oral en temas de derechos humanos como parte de la educación legal.
En 2011, con la reforma constitucional en derechos humanos, las acciones antes descritas se incrementaron. Sin embargo, pocas universidades, como la Universidad Autónoma de Coahuila, se han aproximado de forma integral a la necesidad de mejorar el ejercicio de la abogacía en estos temas.
Y esto a través de la gestación de un centro de investigación exclusivo, como es la Academia Interamericana de Derechos Humanos que, dicho sea de paso, juega un rol importante en la construcción de propuestas de normas, acciones y políticas públicas para la defensa de los derechos de las personas desaparecidas y sus familiares.
Por ello es de celebrarse que los próximos 24 y 25 de mayo en Saltillo, la Academia IDH convoque en su sede universitaria a académicos/as de seis universidades de prestigio a nivel nacional para dialogar sobre la enseñanza del derecho de los derechos humanos en México.
Esperamos que el diálogo genere nuevas aproximaciones en esta materia, así como acuerdos de colaboración conjunta para seguir promoviendo esta nueva visión de enseñanza desde el Derecho.
El autor es Coordinador Institucional de EnfoqueDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH