El fracking en México es surrealismo puro
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Exigimos la aplicación del principio precautorio, prohibiendo esta práctica hasta que no se cuente con fuentes técnicas y científicas confiables
La aplicación de la técnica de fracturación hidráulica (fracking) ha traído como consecuencia la generación de impactos ambientales, así como sociales, cuyos efectos secundarios comprenden: la contaminación y pérdida de recursos hídricos, daños irreversibles a la salud, emisión de gases efecto invernadero que favorecen el cambio climático, pérdida de la biodiversidad e incremento de la sismicidad, entre otros.
La organización Concerned Health Professionals of New York, por ejemplo, ha estado actualizando anualmente un compendio de las posibles consecuencias del fracking. El último documento, publicado en 2019, que comprende 685 estudios controlados realizados entre 2009 y 2019, se puede consultar en la liga https://bit.ly/2TvJBGs. Este compendio confirma que no existe ningún estudio científico que señale que esta técnica no tiene consecuencias negativas. Además, el 69 por ciento de las muestras presentó peligros potenciales y concretos; el 87 por ciento evidenció niveles de contaminación muy altos y el 84 por ciento presentó un riesgo real o potencial para la salud.
El Presidente de México ha reiterado en múltiples ocasiones y lo acaba de mencionar en San Luis Potosí, el pasado 6 de marzo, “que en su gobierno no se han otorgado ni se otorgarán concesiones para explotación minera ni de actividades de fracking”:
No podemos dejar de mencionar la confrontación existente entre la información científica y técnica que demuestra los altos riesgos que ocasiona el fracking y las declaraciones del Presidente de la República, versus las declaraciones del presidente del Clúster de Energía, Rogelio Montemayor; de su colega empresario, senador por Morena y presidente de la Comisión de Energía en el Senado, Armando Guadiana Tijerina y de la secretaria del Medio Ambiente en Coahuila, Eglantina Canales, otrora defensora de la fauna a través de la organización Profauna.
Estos tres personajes son actualmente defensores de la más peligrosa técnica que existe para la extracción de gas del subsuelo profundo. Igualmente existe una compleja trama de instituciones y empresas, como el Gobierno del Estado de Coahuila, municipios, instituciones de educación superior, centros de investigación y algunas organizaciones ciudadanas, que son promotores de esta nefasta tecnología denunciada y vetada en más de 17 países.
Y ahora el Dr. Mario Molina, premio Nobel de Química, sorprende a propios y extraños con declaraciones de que “el fracking en Coahuila y en México se puede aplicar sin hacer daño a la naturaleza, con mucha responsabilidad, ya que se ha aprendido cómo hacerlo reduciendo los impactos ambientales, por lo que el gobierno debe estar preparado para que todas las normas se cumplan”. Igualmente Miguel Riquelme, gobernador de Coahuila, ha mencionado que “no se puede satanizar el fracking como hace años. Hoy las técnicas son muy distintas y se tiene casi sin afectación lo que todo mundo estamos cuidando”.
¿Cuál de las películas de Luis Buñuel podría utilizarse como ejemplo para entender las declaraciones de quienes defienden el uso del fracking, confrontando al Presidente de la República y a las conclusiones de 685 estudios con relación a este proceso?
Las crónicas periodísticas de Gabriel García Márquez no alcanzan el nivel de surrealismo que plantean quienes promueven insistentemente la utilización de esta tecnología, basados en el beneficio económico que podría generar a unos cuantos a costa de los daños que puede provocar a muchos.
La historia surrealista de la clase política y empresarial mexicana se sigue enriqueciendo con nuevos argumentos proporcionados por empresarios, científicos, funcionarios y senadores a modo, con nuevos elementos que dan giros impresionantes a las propias historias. Mientras tanto, la ciudadanía y los grupos ambientalistas miran con hartazgo el juego de poder y se cansan de la trama.
En esta historia de surrealismo ya no maravilloso sino espantoso, casi macabro, la ciudadanía es el único equilibrio del poder y, al final, también el único actor que podría definir el final de todos los capítulos de la nueva versión de “Cien Años de Soledad” donde Macondo es México.
Siguiendo lo establecido en el derecho internacional, exigimos la aplicación del principio precautorio, prohibiendo esta práctica hasta que no se cuente con fuentes técnicas y científicas confiables que demuestren que no produce daños a la salud pública y/o al medio ambiente.
