El grave atraco al fondo de pensiones del magisterio en Coahuila
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Corría el inicio de 2017, en plena precampaña a la gubernatura de Coahuila, y los pronósticos eran nada alentadores en el seno del PRI nacional acerca del futuro del candidato Riquelme en su enfrentamiento contra la sociedad civil coahuilense agraviada por la actuación del dictador Rubén N.
La llamada fue contundente y terminó con un: “Díganle al Presidente que esté tranquilo, acá todo está controlado”. Ochoa Reza retomó el mensaje de Rubén N, pero fue cauto y todavía visitó al estado en dos ocasiones en plena campaña, dándose cuenta que ni con un milagro Riquelme remontaría.
El arma secreta moreirana era el fondo de pensiones del magisterio, patrimonio al que tenían acceso directo a través de Carlitos y su clan de choferes y “cuidabolsas”.
Más de 900 millones fueron inyectados a la campaña con la promesa de que retornarían en los primeros momentos del triunfo priista, pero no sucedió, Riquelme generó un pago en parcialidades que después de 3 años no se ha cubierto ni el 30 por ciento de lo saqueado.
La respuesta fue contundente a los enviados de Carlitos Moreira y el enojo del seudolíder fue de tal tamaño que se animó a acudir a Palacio de Gobierno a reclamarle al gerente encargado, recordando la vez que cacheteó al Negro Ochoa en plena Rectoría de la escuela de cuadros del PRI, sin embargo, la jugada le salió mal y sólo fueron gritos acallados por la única ocasión, según dicen los presentes, en que Riquelme se fajó los pantalones y respondió a uno del clan.
El atraco a las arcas del fondo de pensiones de la Sección 38 inició en los años ochenta, cuando los líderes magisteriales honestos fueron sustituidos por el lumpen del magisterio, esos que tenían ganas de tener a cualquier costo, que venían por la revancha a los múltiples años de miseria económica y moral, pues claro que locos de contentos se quisieron volver y algunos, los menos, construyeron residencias de mal gusto y compraron autos último modelo, porque los más se hicieron, adicional a ellas, de ranchos, viajes, harems y hasta de resorts vacacionales.
Ese desenfreno generó una grieta en el fondo, anteriormente tan solvente que daba hasta para préstamos al magisterio.
Nunca imaginaron estos raterillos (piojos resucitados, diría mi madre) que llegaría el día en que el fondo colapsaría y seguían con su saqueo siendo la última travesura la narrada arriba por parte de una familia de “abolengo” magisterial, vaya cosa.
Después de este colapso, los líderes sindicales fueron instruidos por Carlitos para cobrarles a los maestros ese desfalco, faltaba más, si son la carne de cañón. Fue cuando en contubernio con el gerente Riquelme promulgaron leyes ilegales que pasaban la carga de los servicios médicos y pensionarios a los nuevos, vigentes y pensionados profesores.
Afortunadamente para los maestros, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que estas leyes eran inconstitucionales y por ende declaró que las cuotas adicionales, coaseguros y demás imposiciones económicas a los mentores, eran ilegales.
Ante esa situación un desesperado Carlitos M envió a sus mozos de estoques a reclamarle a Riquelme por el dinero adeudado, siendo la respuesta: “debo, no niego, pago no me dejaron tus hermanos, los capos de la mafia del poder”.
Pero la cosa no paró ahí, ya que con el mayor descaro Xicoténcatl, el fiel escudero y achichincle, mandó a Sergio Ramírez a convencer a los maestros a que “voluntariamente” aceptaran que se les cobraran los coaseguros, siendo mandados a la goma por los aguerridos maestros, en un encuentro en lo que no se medía lo duro, sino lo tupido. Esas las noticias de la Sección 38, en donde habita la corrupción y el descaro, y que en su tiempo fue la caja chica del clan aborrecido que mal gobernó Coahuila. CONTINUARÁ...