El laberinto del fatuo…

Yo no sé usted, generoso leyente, pero yo estoy hasta la coronilla de la manera en que el Presidente de este país está gobernando. Todos los días hace gala de su desprecio hacia quienes no piensen como él, y en su escala de prioridades no existe ni respeto a los ciudadanos ni le da importancia alguna a los intereses comunes, y esto es absolutamente antidemocrático. Así no funcionan los gobiernos comprometidos con el mandato conferido en las urnas, porque llegados al cargo la ideología política debe de quedar en segundo término. El estar a mañana, tarde y noche culpando al anterior por lo que en su turno no puede hacer, ni es sensato, ni es honesto.

López Obrador heredó un sistema infestado de prácticas corruptas –y él las conoce de cabo a rabo porque fue militante y activista del partido que las institucionalizó– de eso no es responsable, pero sí lo es completamente de cuanto haga o deje de hacer ahora que está a cargo del Poder Ejecutivo de nuestro País. A quien tenían que castigar en las urnas, ya lo hizo la ciudadanía el año pasado. Él prometió una transformación, ese fue el compromiso que hizo durante su larguísima campaña y lo repasa todos los días en su exhibicionismo mañanero. Y al margen de que personalmente no comulgue con sus mantras, hay evidencias de que está dándole mucho juego a sus intestinos en la toma de decisiones, y eso es pecado mortal en cualquier individuo, pero en la posición que él ocupa es una hecatombe.

En México estamos hartos de corrupción e impunidad en todos los ámbitos del poder público, con lo que soñamos es con gobiernos que sean reconocidos por sus niveles de excelencia, que destaquen por sus ideas y sus ideales, y también por su capacidad de gestión. Pero lo que hoy estamos viendo es un desmantelamiento acicateado por la soberbia y la arrogancia de un solo individuo. De por sí la división de poderes en este País siempre ha dejado mucho que desear, y no obstante en los dos periodos de la alternancia se cuidó ese aspecto, ni Fox ni Calderón se atrevieron a lo que este señor está haciendo. En el Poder Judicial está colocando a sus incondicionales, valiéndole sorbete el marbete de Morena que llevan en la frente sus “nombrados”. El Poder Judicial es el garante del cumplimiento irrestricto de la ley porque es el que sanciona y también el único que tiene facultades para interpretarla… Es aberrante, y deje usted lo aberrante, es peligroso para el País tener un poder Judicial al servicio del Ejecutivo. Del Poder Legislativo ya ni hablamos, los legisladores de su partido no representan los intereses de los mexicanos, si no los de él, son sus personeros.

La última exhibición la acabamos de ver en proyección nacional en la sesión de aprobación del Presupuesto. Ni siquiera necesitaban a la oposición para sacarlo adelante… y aun así violentaron el mandato constitucional relativo a la fecha en que aquel debía de haber sido aprobado. ¿Y qué está haciendo con los órganos autónomos? O los desmantela o pone a sus siervos, como en el caso de la CNDH… Está llevando a nuestra de por sí enteca democracia a la inanición. Va a fallecer y lo que sigue es la dictadura.

Y si hablamos de la inseguridad que ya está agobiando a la población, un día sí y otro también, porque van al alza los crímenes de toda laya, nada más hay que ver y/o leer lo que se publica en los medios de comunicación o lo que les toca vivir en carne propia a los habitantes, es para que se nos erice la piel y se nos quebrante el ánimo. Hay un deber inexcusable que tiene todo Gobierno y no es otro que cumplir y hacer cumplir la ley, porque no hay otra manera de garantizar una convivencia civilizada y pacífica. Cuando por incompetencia o por inacción no cumple, se deslegitima ante los gobernados que le otorgaron su confianza en una función sustantiva, y se pierde su autoridad. Los “abrazos y no balazos” tienen encantadas a las huestes de la delincuencia organizada. Y no se necesita ni eso. Hoy día, cualquiera se la brinca y hace desmanes en la vía pública, pero está prohibido hacer uso de la fuerza pública, absolutamente legítima, para imponer el orden… ¿Hacia dónde lleva al País, presidente López?

Mexicanos, todos estamos obligados a decidir, a optar en el momento presente y a hacernos cargo de nuestra posición frente a estos hechos. Nuestras acciones u omisiones como gobernados tendrán consecuencias. No se vale seguir en el papel de mirones. El futuro que nos espera no es cualquier futuro, es nuestro futuro y el de millones de niños y jóvenes. Es inaceptable lo que está sucediendo. Y apenas va en el primer año.