El lado oscuro del Internet
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Los niños y adolescentes están creciendo en un mundo donde las redes sociales, los videojuegos y el Internet afectan su madurez y desarrollo cognitivo, emocional, físico e intelectual. Un artículo publicado (20 de mayo, 2016) por el periódico americano The Washington Post afirma que hay un incremento tóxico en el uso de la tecnología, creando un uso compulsivo hasta llegar a su adicción. El periódico advierte el aumento de deserción escolar, conductas desafiantes hacia los hijos, depresión, ansiedad y conflicto en relaciones humanas y de pareja. En un estudio realizado por Common Sense Media encontró que el 60 por ciento de los papás perciben que sus hijos son adictos a los celulares y el 50 por ciento de los chicos sienten lo mismo.
La mayoría de los padres exponen a sus hijos a la tecnología muy tempranamente, sin saber de sus consecuencias. Cada vez veo más niños menores de 2 años con un celular en sus manos y el propósito es entretenerlos para evitar aburrimiento. En Estados Unidos, muchos padres gastan miles de dólares en terapias para rehabilitar a sus hijos de la adicción al Internet. Los maestros estamos preocupados por el incremento del mal rendimiento entre nuestros estudiantes: problemas de atención, poca persistencia y esfuerzo en tareas aburridas, déficit de sueño por desvelo ante el uso de la tecnología, apatía ante sus estudios y poca retención de lo básico del conocimiento.
Un muchacho adicto a la tecnología perderá el interés a tener otros hobbies y muchas veces confundirá entre lo que realmente necesita y lo que desea. Confundirá entre lo que es esencial y superficial en su vida. Cuando no tenga acceso al mundo digital presentará síntomas de enojo, depresión y ansiedad. Los videojuegos son otro fenómeno que afectan a nuestros chicos. Producen estados de excitación y un escape de la realidad. Recuerdo hace algunos años que los adolescentes odiaban ir con los abuelos porque tenían que estar sentados escuchando la conversación aburrida de los adultos. Hoy esto ya no es problema, aún más, ahora los adolescentes disfrutan estar en la casa de los abuelos, llevan su celular o tableta y se la pasan sin ser molestados mientras los adultos platican. Terminan muy rápido sus tareas escolares o comer para seguir jugando Fortnite con sus amigos. Tenemos un deterioro en la salud y bienestar emocional de nuestros hijos, menos hacen ejercicio, no aprenden a cocinar, no ayudan en los quehaceres de la casa y tienen poca interacción social cara-cara (face to face). Hay un aumento en conflictos, separaciones y divorcios por causa de los videojuegos. Las mujeres y hombres se pasan la mayor parte del tiempo de su relación en redes sociales y videojuegos. Tenemos más casos de chicos con poca tolerancia a las frustraciones y control de sus impulsos.
La misión de los papás no es negarles o alejarlos de la tecnología, sino enseñarles su buen uso y las habilidades básicas de la vida. Algunas estrategias que los papás debemos de enseñar son: limitar su uso, supervisar el contenido, horario adecuado de sueño, equilibrio entre las actividades sociales, deportivas, escolares, familiares, recreativas y tecnológicas. Recordemos que una adicción se adquiere a través de repetición, y en chicos menores de 21 años su cerebro está en proceso de construcción y madurez, y todo lo que aprendan (positivo y negativo) lo vivirán toda su vida.
jesus.amaya@udem.edu