El realismo mágico que vive en México
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Un presidente niega su mano a quien a manos de criminales perdió a su hijo, pero va y se la da a la mamá del narco más matón que ha habido en éste mundo.
Se los platico en frases y expresiones que pintan ante el mundo de éstos días, a un país donde el absurdo entierra a la cordura; la ficción se adueña de la realidad; la ideología empalagosa y convenenciera rebasa por la izquierda, por la derecha, por arriba y por debajo a la menospreciada ciencia.
Donde en vez de un dignatario que gobierne desde el Palacio Nacional, hay un chamán fugado del Zócalo que con inciensos, sahumerios y artilugios juega irresponsablemente a ser el líder de un país.
Donde los tres poderes se volvieron uno, fáctico; donde la voz de los líderes empresariales se quedó otra vez afónica ante el confort de defender cada uno lo suyo en lo oscurito renunciando al rol que como contrapeso la historia les confiere.
Donde los políticos se adueñaron de la manejada y no ceden el volante ni siquiera el lugar del copiloto a los que sí le saben; donde alcaldes que no son capaces ni de sincronizar dos semáforos, quieren ser gobernadores de su Estado.
Donde un presidente niega su mano a quien a manos de criminales perdió a su hijo, pero va y se la da a la mamá del narco más matón que ha habido en éste mundo.
Donde un gringo lambiscón vuelto mexicano por conveniencia quiere ser el que cuente los votos de las próximas elecciones; donde en vez de prorrogar el pago de impuestos como la mayoría de las naciones lo está haciendo, afila sus garras fiscales y pide que en tiempo y forma todos paguemos.
Donde los legisladores se cambian de partido como cualquiera sus calzones y en vez de hacer las leyes que tanta falta hoy nos hacen, ocupan su tiempo en babosadas y en hacerle el caldo gordo al presidente y a sus muy nefastas personales intenciones.
Donde el rencor, el pasado y el encono presidencial se apoderan de su discurso, que debiera ser fluido en decisiones -que no consultas populares- para el hoy y más aún para el incierto futuro de nuestra nación.
Donde la razón sucumbe ante el ardor; la lucidez ante el fervor; la rutina metódica y sistémica del conocimiento y el saber, ante el misticismo de un simple ritual; la transparencia de la claridad, ante los humos y vapores del incienso; la educación ante el adoctrinamiento; la salud ante el curanderismo; la planeación ante la improvisación; la sensatez ante la chifladura y el dislate; el cuidado ante el descuido; la prudencia ante la burrada.
Van entonces las frases y expresiones del realismo mágico que vive el México de nuestros días:
“Cierra la ventana, ¿no ves que por ahí se puede meter el aire enfermo lleno de los virus éstos que están matando a tanta gente”, mi abuelo el infectólogo.
“Quiero y puedo competir por la gubernatura de Nuevo León”, Tatiana Clouthier Carrillo, diputada plurinominal federal por Sinaloa, representando al partido de MALO.
“La crisis del corona virus no vino como anillo al dedo”, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
“Ley seca por el COVID-19 para que la raza no siga agarrándose a madrazos encerrados en sus casas”, El Bronco Jaime Rodríguez.
“Fue una reunión muy cordial la que tuvimos en Palacio Nacional, solicitamos que se recurra al endeudamiento (como ya lo hacen las naciones más desarrolladas del mundo para paliar la pandemia) pero el presidente fue muy firme al señalar que no usará el déficit”, Francisco Cervantes, presidente de CONCAMIN.
“como consecuencia del COVID-19, van a cerrar en todo el país un millón 170 mil empresas y esto hará que el PIB pierda hasta cuatro puntos”, el mismo Cervantes. “México saldrá delante de esta crisis”, López Obrador.
“Hubiéramos querido arreglar (una prórroga en el pago de impuestos) para abril, mayo y junio; por lo pronto en abril no se pudo, pero se va a evaluar si para mayo o junio se podría hacer un compromiso fiscal”, Carlos Salazar, presidente del CCE.
“Nos casamos en plena pandemia, pero a la iglesia nomás fueron los familiares más cercanos y además, suspendimos la recepción y el banquete de bodas, ¿Ok?”, Samuel García, senador del partido MC por Nuevo León.
“Nosotros los pobres somos inmunes al COVID-19, ese virus nomás les da a los ricos”, Miguel Barbosa, gobernador morenista de Puebla, quien tiene una casa valuada en más de 50 millones de pesos en la CDMX.
“A mí el corona virus me la persigna”, diputado federal por Morena, quien en la Wikipedia con su nombre puso en el renglón de “Religión: Ateísmo.
“Tengo motivos para estar optimista”, López Obrador, el 1 de enero de 2019, en su mensaje de Año Nuevo al País.
“En cien días vamos a terminar de desatar toda la acción transformadora”, López Obrador, el 3 de enero del mismo año.
“Son tiempos de canallas”, López Obrador, el 27 de diciembre de 2018, al salirle al paso a algunos señalamientos respecto a que él tuvo algo qué ver con el accidente aéreo donde murieron la que fuera gobernadora de Puebla Erika Alonso y su esposo el senador -panistas ambos- Rafael Moreno Valle.
“Con miras a las elecciones del 2021 en Nuevo León, el PRI está más fuerte que nunca”, Pedro Pablo Treviño, presidente estatal de ese partido.
“No es verdad que yo tenga algo qué ver con la empresa Enerall. Los 8 cenotes de que hablan los tenemos en custodia”, Alfonso Romo, jefe de la oficina de la presidencia de la 4T, al referirse a las acusaciones de la organización Greenpeace y comuneros yucatecos de que él y su empresa se están robando el agua de esos 8 cenotes que tienen más de 70 millones de años de edad. (“Como que ya están lo suficientemente creciditos para necesitar una pilmama que los custodie ¿no?”, diría al respecto mi abuela la financiera).
CAJÓN DE SASTRE
“Una más para tu colección de realismo mágico mexicano: ´Con la 4T, los corruptos a la cárcel´; y hasta ahora siguen vivitos, libres, coleando y jugando muy campantes al golf en los campos de 18 hoyos que rodean las mansiones blancas y de todos los colores donde viven: Enrique Peña Nieto, Vicente Fox, Felipe Calderón y los que formaron parte de sus gabinetes”, añade como colofón a este relato, la irreverente de mi Gaby. (Y de los pajaritos, ni sus luces).