El regreso a clases: la deuda pendiente
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Esta semana volvieron a la escuela aproximadamente 5.6 millones de niñas y niños de educación básica (primaria y secundaria) en 43 mil 801 mil escuelas a lo largo y ancho del País.
Algunos llegaron sonrientes, otros lloraron, algunos más tarde. La primera semana de clases por lo general, sobre todo en las escuelas públicas, es bastante caótica. Hay padres de familia que no encontraron lugar en la escuela más cerca de su casa o trabajo, y tienen la esperanza que la primera semana aún puedan cambiar esta situación. No siempre lo solicitan de manera más cordial.
Además no siempre todos los grupos tienen su maestro titular, entonces les toca a otros cubrir varios grupos, o los supervisores y/o jefes de zona tienen que hacer magia para que todas las niñas y los niños puedan tener clases.
Aunado a ello, en este ciclo escolar se presentó la cancelación de la reforma educativa. En ese sentido la semana pasada aún en Consejos Técnicos (la reunión que realizan directores y maestros de cada escolar para planear el ciclo escolar y sus rutas de mejora) no sabían bien a bien algunos temas sobre cómo iba a funcionar.
No quiero escribir sobre todos los temas políticos que involucran a los maestros, estoy consciente de ellos y su influencia en la vida política y social del país. Sin embargo, quiero que pensemos en los maestros como personas que tienen familias, hijos propios y que sus recursos son limitados. Ellos no pueden ser los responsables de todos los gastos que tiene una escuela.
Otro punto: infraestructura. Ese es el tema de siempre, tiene décadas hablándose de la falta infraestructura en las escuelas. Ausencia de equipo en salones, materiales didácticos, aire acondicionado y/o calefacción, espacios recreativos y deportivos, instalaciones sanitarias adecuadas, y la lista sigue.
Entonces, ¿de quién es la culpa?, ¿directores?, ¿maestros?, ¿padres de familia?, ¿sindicato?, ¿presidente?, ¿empresas?
En los temas de educación intervenimos todos. Todos somos responsables directa o indirectamente de la educación de las niñas y niños de México, no solamente desde el sentido de si tienes hijos o no, o si van a una escuela pública o privada. Las escuelas en México son de todos.
Existen muchos modelos de sistema educativo alrededor del mundo, todos ellos son perfectibles. Por ejemplo, en Estados Unidos la autoridad, y sobre todo el dinero, lo tienen los llamados distritos escolares, es decir, los impuestos que las personas pagan por tener sus casas (el conocido predial), que se va directamente a las escuelas. Entonces, las personas en una zona acomodada tienen mejores escuelas que los que viven en una zona de clase media o baja. Sin embargo, las escuelas en Estados Unidos tienen mejores instalaciones, equipo y material que en México, y por mucho.
Necesitamos replantearnos nuestros modelos de sistema educativo en México. Pensar fuera de la caja. Pero más allá de eso necesitamos hacernos responsables de nuestro papel en este nuevo sistema educativo. No va a funcionar (como no ha funcionado en más de 30 años) cuando llegue un gobernante nuevo y diga que (ahora sí) lo va arreglar, va a cambiar solamente cuando todos seamos parte del proceso. Así que, si la próxima vez en la escuela de tu hija o hijo, o de algún sobrino, prima, vecino están haciendo una rifa, venta de comida o pidiendo apoyo, no digas que no. Súmate a la causa, ve a la escuela de tu colonia y ayuda a pintarla, arreglarla, a vigilar que el dinero del gobierno se use para lo que debe. Es nuestro trabajo de #CiudadanosdeTiempoCompleto.
@garciacecy_
ceci.garcia@dcamexico.org