‘El vidente Popochas y los empresarios’
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Aeneas, sobrino del maestro Popochas, toca la puerta de mi casa a las 6 de la mañana. Abro y de sopetón me dice: “don Luis, le urge al Maestro verlo en este momento”. Cierro la puerta. Y despeinado, en chanclas, “chor” y una versión pirata de la camiseta del Santos con las seis estrellas, me subo al vehículo de Aeneas.
Entramos a la casa del Avatar y éste nos recibe en su recámara mientras empaca para su visita anual a siete ciudades santas, lugares de peregrinación y encuentro religioso, como Agra, India, Lhasa, Tibet, La Meca, Arabia Saudita y Jerusalén, territorio palestino ocupado por Israel.
Mientras me abraza, me dice: “Gracias por venir, ahijado. Quería hablar contigo antes de partir”.
Yo: Dígame, Maestro.
Popochas: Te he visto muy duro en tus reflexiones editoriales con los empresarios.
Yo: ¿Usted cree, padrino?
Popochas: Sí. ¿Ya superaste aquella fase del marxista pequeño burgués de tu adolescencia tardía?
Yo: Sí, iluminado, pero me transformé en socialdemocráta radical, con un ingrediente todavía marxista…
Popochas: ¿Cuál?
Yo: Sigo observando un amasiato entre el gran capital y el Estado, para acumular poder y ganancias a destajo; mientras exprimen al trabajador para privarlo de una esperanza sólida de vida mejor.
Popochas (pensativo): Mmmh…
Yo: Esa capacidad de análisis político e indignación ética son innegociables, mi Avatar, sobre todo en un país tan desigual e injusto como el nuestro.
Popochas (poco desesperado): Por favor no me digas que sigues abrazado a esa frase de aquel filósofo rumano, Cioran…
Yo: Sí continuo, Maestro.
Popochas: ¿Cómo era? Recuérdamela.
Yo: “Bajo cualquier circunstancia debe uno ponerse de lado de los oprimidos, incluso cuando van errados, pero sin perder de vista que ellos están amasados con el mismo barro de sus opresores”.
Popochas: De acuerdo, pero, ¿por qué tu dureza contra los grandes empresarios como Germán Larrea, Alberto Baillères, Claudio X. González, Eduardo Tricio y José Antonio Fernández Carbajal, entre otros? ¿Acaso los empresarios no tienen derecho a defender su proyecto de nación neoliberal?
Yo: Sin duda. Derecho tienen, pero sin coaccionar sutil o abiertamente a sus trabajadores, proveedores y consumidores; so pena de violentar sus derechos políticos, incidir en su libre determinación, cual si fueran una clientela electoral cautiva e infringir la Ley.
Popochas: No puede ser. Pones a estos empresarios al nivel de un infame partido político.
Yo: Exacto. Si el bloque de la élite empresarial antiamloista, integrado por los grupos Carso, México, Bal, Femsa, Chihuahua, Vasconia y Herdez decidieran actuar así, revelarían sus verdaderos intereses (mantener sus privilegios y cuotas de poder) y pondrían en crisis su (supuesta) honestidad para apuntalar el Estado de Derecho y la democracia de este País.
Popochas (pensativo): En la madre (y no es Teresa). Más allá de este dilema político y ético, ¿por qué tu dureza contra ellos?
Yo: Primero, Avatar, lo aprendí de ti: no es personal. Al contrario de la gran mayoría de pequeños y medianos, que se parten la madre cada día, éstos grandes empresarios no entienden una cosa: Al reducirse el papel del Estado en la economía, con el inicio del neoliberalismo en 1982; ellos crecieron a destajo a la par de un Estado debilitado y, por tanto, incapaz de fortalecer sus instituciones para acotar el desmedido crecimiento de esa élite y establecer un principio de gobernabilidad sólido a lo largo y ancho del país.
Popochas: ¿Y cuáles han sido los resultados?
Yo: Una modernización económica y diversificada en un México maquilador con salarios indignos y faltos de competitividad. Como resultado, una lista de 16 billionarios en la lista de Forbes, con Carlos Slim a la cabeza, y 53.4 millones de pobres en el País. A la par, una alianza sistémica entre élites económica y política para enriquecerse mediante actos de corrupción, y proteger su impunidad con leyes hechas a modo.
Popochas (preocupado): Ahijado, te siento un poco intenso. De casualidad no has estado viendo la serie de Luis Miguel en exceso…
Yo: Jajaja, no Maestro intergaláctico. Estoy ahorrando mis horas de televisión para el Mundial.
Popochas: Ahijado, ¿hay otro resultado de esa visión neoliberal del bloque de élite empresarial ocurrido durante los últimos 36 años?
Yo: Sí, Maestro. Con un Estado frágil e instituciones débiles se creó un vacío de poder que fue aprovechado por el narcotráfico y crimen organizado para infiltrarlo y erosionarlo desde dentro, y desde el nivel municipal hasta el federal pasando por el estatal.
Popochas (angustiado): ¡Uta madre!
Yo: Por ello los manotazos histéricos de Felipe Calderón y de Enrique Peña han fracasado. ¿El saldo? Con un Estado disminuido y fallido en varias regiones del País, para ejercer el monopolio de la autoridad y contener la violencia, ésta se ha disparado en homicidios dolosos, feminicidios, secuestros, asaltos y robos.
Popochas (sudando): ¿Ya terminaste? ¿Cierto?
Yo: No, iniciado, discúlpeme. En estos 36 años, en su afán por acumular poder las élites económica y política, y una partidocracia que les ha sido útil, se han acostumbrado a mirar como peones útiles para su objetivo, sin empatía o misericordia, al pobre y al clasemediero.
Y, con ello, les han negado la esperanza de un futuro digno y justo.
Popochas (perspirando): ¿Cómo se relaciona eso con el momento electoral?
Yo: Con todas sus limitaciones, “El Peje” entiende el sentir y pensar de esa gente pobre y clasemediera: existe una élite empresarial con un poder casi ilimitado; hay un amasiato entre las élites económica y política con tufo maloliente a corrupción e impunidad; entre ambas les niegan, más allá de su demagogia reciclada, la posibilidad de aspirar a la esperanza de un futuro mejor. Y ellos lo entienden así. AMLO, al día de hoy, tiene el 52 por ciento de preferencias electorales en la bolsa.
Popochas: ¿Y esa gente no ve las tendencias populistas y autoritarias de “El Peje”?
Yo: No. Ellos miran una esperanza, jodida quizá, pero al fin una esperanza. Y ese derecho, después de la demagogia vivida durante 36 años, no se lo puede quitar nadie.
Popochas: Discúlpame ahijado, pero debo terminar de empacar.
Yo: La última, por favor, Gran Iniciado. Si ese bloque de empresarios insiste en su campaña anti-AMLO, no encontrará el eco esperado y, peor aún, ahondará más la crispación social existente.
El Iluminado me ignora; mientras arregla sus cosas para su viaje a las siete ciudades santas.
@Canekvin