En La Laguna, reprobaron a López Obrador
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Eran casi las 23:00 horas del lunes 15 de septiembre de 2008, aniversario 198 del Grito de Independencia, cuando el horror se apoderó de la noche moreliana en lo que, se supone, debió ser una conmemoración patriótica como la de todos los años. Una granada había detonado en la plaza, justo frente al palacio de gobierno donde el perredista Leonel Godoy, mandatario michoacano, estaba ondeando la bandera tricolor. Otra granada más detonó a cinco calles. El saldo: ocho personas muertas y más de un centenar de heridos en un acto calificado de narcoterrorismo y que se convirtió en uno de los antecedentes más cruentos en la vorágine de violencia que consume al país.
Michoacán ha representado el fracaso de las estrategias de seguridad tanto de Felipe Calderón como de Enrique Peña Nieto y la situación no parece ser muy distinta para Andrés Manuel López Obrador, por lo menos en el inicio de su gestión. Los diecinueve cuerpos que aparecieron en las calles de Uruapan y los enfrentamientos en Tepalcatepec han sido un recordatorio de que la violencia sigue rampando por la geografía del estado sin que autoridad alguna pueda meter un freno.
En un poco usual atisbo de autocrítica, el presidente López Obrador ha reconocido que la seguridad es el gran pendiente de la administración federal; sin embargo, pareciera ser que no hay estrategias sólidas y, al menos en el discurso, la Guardia Nacional es su única carta. Una que, por supuesto, no basta para hacerle frente al fenómeno delictivo. En la mañanera de este miércoles, el presidente fue cuestionado sobre la decisión de autoridades de Tepalcatepec de suspender las clases y cualquier actividad pública, incluidos los festejos patrios por temor a hechos violentos, sobre todo con el recuerdo aún hiriente de la noche moreliana de 2008.
El Presidente erró con su respuesta al decir que no hay porqué estar recordando hechos del pasado. Y erró porque confirmó el hábito, muy suyo, de mirar hacia el pasado sólo cuando ello conviene a sus argumentos. Erró porque el sólo hecho de enviar a la Guardia Nacional a sitios donde hay rebrotes de violencia no resuelve de fondo el problema y erró también porque el primer paso en la solución de un problema consiste en reconocerlo, no en evadirlo.
Y es que, además, el 2019 sigue rompiendo récords. Agosto cerró como el segundo mes con mayor número de homicidios dolosos con dos mil 469 víctimas, sólo por debajo de junio, que reportó dos mil 543. En el caso de Coahuila, en lo que va de 2019 la Fiscalía General ha reportado 221 homicidios, de los que 73 corresponden a Torreón.
Dentro de todo ese contexto y en el marco de su Primer Informe, Andrés Manuel López Obrador salió reprobado por organismos cívicos y empresariales de La Laguna: el presidente de Canacintra Torreón, Carlos Braña, calificó al mandatario con un 5, mientras que el presidente de Canaco, Luis Cuerda, le puso un 5.5. Ambos representantes de la IP reconocieron el combate a la corrupción, pero deploraron los malos resultados en materia de seguridad pública, los recortes a los servicios de salud, el desabasto de medicinas y la incertidumbre en el escenario económico.
Por su parte, el director del Consejo Cívico de Instituciones de La Laguna, Marco Zamarripa, coincidió en que el reto del Presidente es mejorar las condiciones de seguridad pública con una estrategia que también contemple el fortalecimiento de las policías locales. La Laguna fue considerada, hace muy pocos años, la quinta localidad más violenta del mundo. Y si bien la situación ha mejorado considerablemente e incluso el propio AMLO ha encomiado el modelo de seguridad implementado en la región a través de un Mando Especial, el problema está muy lejos de estar completamente resuelto.
Michoacán, con sus condiciones particulares, está siendo un recordatorio para todo el país de que el reto sigue. No se trata, como dice el presidente, de estar recordando hechos del pasado sólo porque sí. Si se recuerdan es porque sigue vigente su perturbadora estridencia. Si se recuerdan es porque evocarlos lanza una advertencia de que nadie desea que esos fantasmas del pasado se vuelvan a instalar en el presente.
PRÓXIMA ESTACIÓN
Manuel Serrato