Epidemia
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Crece la preocupación por el COVID-19, el virus nacido en China y extendido a múltiples países. A través de las redes y las noticias en tiempo real, la situación mundial despierta pánico y el número de contagios y decesos corre como la pólvora. Hace 11 años, cuando se expandió el virus de la influenza AH1N1, el alcance de las redes no era ni tan inmediato ni tan extenso, pero también causó pánico en el mundo. México, en particular, logró apaciguar ese virus y lo mantiene controlado. Actualmente en el entorno global, las amplias posibilidades de movilidad y transportación acabaron pronto con la característica geográfica de la epidemia, y esta mutación del coronavirus pasó ya su calificación de “epidemia” a “pandemia” por la OMS, palabra que siembra pánico cuando no es más que una referencia a la extensión del contagio.
A través de su historia, la humanidad ha estado sujeta a epidemias que de vez en cuando diezman la población. Saltillo no es la excepción. La Biblia da cuenta de cómo la peste acabó con pueblos enteros. Con los españoles llegaron las primeras epidemias a América, enfermedades desconocidas hasta entonces en el continente y algunas devastaron la población indígena.
Saltillo sufrió la viruela en 1798, a tal grado que el cabildo se vio obligado a tomar medidas para combatirla. Años después, el 22 de agosto de 1833, no obstante las medidas preventivas dictadas al respecto por el ayuntamiento, fueron introducidos en Saltillo dos cadáveres de personas fallecidas por cólera morbus en las afueras de la ciudad. A los siete días, el cólera ya hacía estragos en la población y la terrible epidemia causó innumerables víctimas, su magnitud fue tal que se hizo imposible llevar un registro de los fallecidos.
En el mismo tema, un curioso dato nos lleva a la epidemia de tosferina desatada en los años treinta del pasado siglo en Saltillo. A alguien se le ocurrió que los niños enfermos podrían curarse si se les daba a beber leche de burra. Esto motivó que en las calles de la ciudad se viera una buena cantidad de burreros ordeñando la leche de estas acémilas frente a las casas. Según dijeron algunos, desde entonces los saltillenses nos volvimos más burros, afirma en un artículo sobre Saltillo Gilberto Duque, profesor tan querido de innumerables generaciones ateneístas.
Nunca están de más las precauciones para evitar contraer el COVID-19, mortal sólo en una mínima parte de los enfermos, aunque portado por muchas personas en las que nunca llegará a manifestarse. Cuando las condiciones no responden a la higiene requerida, la salud se deteriora y las personas se infectan y enferman, y a su vez contagian y transmiten las enfermedades. Cuando se siguen las normas de higiene y las indicaciones de las autoridades de salud pública, hay mayores probabilidades de no enfermarse.