Estafadoras de Wall Street
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Siguiendo con los estrenos de películas considerables a premios a lo mejor del cine del 2019, el pasado fin de semana llegó a los cines de México “Estafadoras de Wall Street” (“Hustlers”), de Lorene Scafaria.
Desde su estreno en el marco del pasado Festival Internacional de Cine de Toronto a principios del mes de septiembre, “Estafadoras de Wall Street” ha sido una de las cintas que de forma por demás inesperada se convirtieron en favoritas de varios críticos al grado de considerar por primera vez a lo largo de toda su filmografía una posible nominación al Oscar a la Mejor Actriz para la actriz de ascendencia boricua Jennifer López, teniendo como antecedente más inmediato a un premio de este nivel su nominación al Globo de Oro a la Mejor Actriz de Comedia o Musical de 1997 por su trabajo en “Selena”, de Gregory Nava.
Lo irónico del caso es que la protagonista de esta historia no es J-Lo (como también se le conoce por ser la abreviatura de nombre artístico que aplicó desde que comenzó a llevar en paralelo su carrera como cantante pop) sino Constance Wu (actriz de ascendencia en su caso asiática precisamente nominada al Globo de Oro a la Mejor Actriz de Comedia o Musical del año pasado por el éxito taquillero “Locamente millonarios”, de Jon M. Chu) quien aquí interpreta a Destiny, una mujer que al iniciar la película es interrogada por Elizabeth (Julia Stiles, de la saga de películas de Jason Bourne) en relación a cómo se involucró con el grupo de mujeres de la vida real que inspiraron esta historia que de teiboleras de perfil bajo de un club neoyorkino se convirtieron en las estafadoras más sonadas de yuppies de Wall Street.
Esto sucede a partir de los inicios del nuevo milenio cuando Destiny llega a trabajar sin ninguna experiencia y la necesidad de supervivencia de ella y su único familiar que es su abuela (Wai Ching Ho) teniendo como mentora a la sensual y colmilluda Ramona (Jennifer López), quien le enseña los trucos para sin necesidad de prostituirse sacarle el dinero a los clientes del club de teiboleras que en su mayoría son trabajadores de la bolsa de Wall Street a quienes según sus características los acomodan en tres categorías limitándose a bailar y acompañarlos en bailes de una o hasta dos muchachas con tal de darle vuelo a sus fantasías y hacerlos así soltar sus billetes.
Sin embargo, la dura realidad pega no sólo a los trabajadores de Wall Street sino a ellas como consecuencia de la crisis monetaria de septiembre del 2008 cuando la clientela del club por consiguiente comienza a bajar y con tal de sobrevivir, justificando que la mayoría de los clientes eran “tiburones” de un capitalismo responsables de alguna forma de su pobreza y marginalidad económica la hacen del equivalente de las famosas “goteras” que asolaron hace poco en la Ciudad de México a clientes a quienes drogaban cuando ya los tenían en sus redes para desfalcarlos a más no poder. Dirigida por la cineasta norteamericana Lorene Scafaria (“Buscando un Amigo para el Fin del Mundo”) y producida además de J-Lo por Will Ferrell y Adam McKay (“La Gran Apuesta”) desquita bien su precio.
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com;
Twitter: @AlfredoGalindo