¿Ética mínima?...
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El quehacer público, ese que se vincula con el Estado y el ejercicio del poder, partidos políticos, sindicatos… da nauseas, pero igual sucede cuando se vuelve la vista a lo que ocurre en el seno de lo familiar, de la escuela, de la empresa, de muchas organizaciones civiles… Pareciera que somos una sociedad en decadencia, derivada de la ausencia de valores y principios éticos. Esta orfandad de virtudes ha derrumbado civilizaciones a lo largo de los siglos, la Historia da cuenta de ello, verbigratia, el Imperio Romano, el cual se hizo polvo y nunca volvió a recuperarse. La ética no está en crisis, me decía un buen amigo hace unos días; no, le contesté, lo que está en jaque es su práctica. Entro al tema.
En las últimas tres décadas se han ido desarrollando códigos de ética, guías de buenas prácticas que estriban en establecer los mínimos morales exigibles a los miembros de una organización. Estas reglas, de comportamiento ético elemental, fueron posible de articularse con consensos logrados con la participación de sus integrantes en el ánimo de alcanzar un buen funcionamiento de la organización. Es más que obvia la necesidad de establecer reglas que conlleven a lograr una mejor comunicación y entendimiento en un mundo tan diverso como el actual. Para la filósofa y catedrática española Adela Cortina es esencial “explicitar los mínimos morales que una sociedad democrática debe transmitir: que son principios, valores, actitudes y hábitos a los que no se puede renunciar, pues hacerlo sería renunciar a la vez a la propia humanidad. Tal vez no responde o no puede responder a todas las aspiraciones que compondría una moral de máximos, pero es el precio que hay que pagar por pretender ser transmitida a todos”. “Los derechos humanos –apunta la escritora– son un tipo de exigencias cuya satisfacción debe ser obligada legalmente y por tanto protegida por los organismos correspondientes, y el respeto por estos derechos es la condición de posibilidad para poder hablar de hombres con sentido”. Sin esta observancia la sociedad dejará de serlo. La ética de mínimos o ética civil parte de la imposibilidad de establecer principios éticos con validez universal y se centra en lograr acuerdos que garanticen la paz social. Suena a utilitarismo, y así es, porque apela al primado de la praxis. No obstante es la alternativa que se ha ido abriendo paso en el mundo de hoy. Se trata de deberes y derechos compartidos en una sociedad pluralista. Son el mínimo de legalidad y orden que requiere una sociedad para poder serlo. Implica respetar las diferencias.
La gran tragedia que estamos viviendo en nuestro País es que esa ética de mínimos, recogida en los contenidos del orden jurídico que nos rige, se la han venido pasando –perdone usted la expresión– por debajo de las extremidades inferiores, tiros y troyanos, no se están respetando los consensos que las prescribieron como normas obligatorias (leyes). Se ha convertido en hobby –perdone el anglicismo– violentarlas y además sin sanción de por medio. ¿Qué no? Le comparto algunas de estas “perlas”: le devuelven a la “maistra” Gordillo todos sus bienes… por mandato judicial, le encargan a “Napito” Gómez Urrutia, rey de los defraudadores sindicales, la creación de un sindicalismo paralelo –y esto no es defensa de la CNOP, la CTM y tantas más que se inventaron los tricolores para jo... robar a los agremiados y enriquecer a los lideretes a su servicio– para asegurarle al partido del presidente un demonial de votos …que mugrero; la maraña de verdades a medias y mentiras completas para darle gusto al tlatoani por la cancelación del NAIM y la “conversión” del aeropuerto de de Santa Lucía, las consultas a modo para el tren Transístmico… hay que tener cara de palo; convertido en vacilada la tan anunciada lucha contra la corrupción… nomás hay que ver a Enrique Peña Nieto cómo se pavonea en entera libertad después de tantas porquerías que se hicieron durante su sexenio, sin duda el más cochino de cuantos han vejado a nuestro País; la pantomima de la Guardia Nacional, ¿dónde quedaron los civiles?, los mandaron a paseo ¿no? La dirigencia encomendada a militares y el grueso de los integrantes, puros militares… Y mire usted la actuación de la mayoría en el Poder Legislativo de la Unión… de rodillas. No me alcanza el espacio para enlistar todos los faltantes mínimos de ética en las conductas de quienes gobiernan y que están provocando que al País se lo esté cargando el payaso. Ni un viso de probidad... ¡Nada!
“La ética mínima apela al reconocimiento de la dignidad personal como mínimo inexcusable para la moralización del derecho y la convivencia democrática”, apunta Adela Cortina… ¿Ve usted esto por algún lado?