Experto saltillense advierte sobre los riesgos de consumir anabólicos

Texto: Karla Tinoco

Fotos: Omar Saucedo / Marco Medina

Uno de los principales propósitos para inicio de año entre los jóvenes —y los no tanto— es bajar los kilitos de más que se fueron acumulando peligrosamente durante todo el año en partes de nuestro cuerpo que lo hacen antiestético. La mayoría de las personas coincide con estar en buena forma y busca inscribirse en el gimnasio, además de comer saludable, mientras se pueda. 

Muchos de ellos buscan tener resultados casi inmediatos en su cuerpo después de haber ido cierto tiempo al gimnasio y recurren al consumo de anabólicos o esteroides para quemar grasa y definir más rápido los músculos; aunque probablemente desconocen que si no tienen un control de lo que se toman y no se realizan un chequeo médico, pueden terminar intoxicados o muertos.

Y es que el uso de los anabólicos puede llegar a ser adictivo que probablemente no se dan cuenta de los riesgos que corren si no lo hacen con responsabilidad. 

“Cuando llegan los jóvenes conmigo les doy una guía alimenticia sobre lo que deben y no comer, pero les advierto que es su bronca si no la siguen y si no hacen lo que yo les digo”, dice Miguel Ángel Salazar Machorro, un físicoculturista con 16 años de experiencia en campo. 

Lo primordial es tener una buena alimentación porque ésta representará la clave del éxito para los fisicoculturistas. Si no comen correctamente —entre seis y siete veces al día— en porciones bajas, como pollo, pescado o salmón, pastas, arroz o carbohidratos complejos, no habrá cambios en su físico. 

 “Muchas veces les digo: vas a meter multivitamínicos, y lo que hacen es consumirlos por la noche, pero esos son para que anden activos durante todo el día, por eso es recomendable que los tomen en la mañana”, dice el experto.

Este entrenador físico de 34 años de edad también incluye en las dietas —según las necesidades de los ejercitadores— la ingesta de un suplemento alimenticio hecho con proteína y otro a base de aminoácidos. Pero cuando han pasado entre dos y tres años y no han logrado aumentar su masa muscular, Miguel Ángel cambia la guía alimenticia y les pide que se hagan un lavado de estómago. 

“Pero cuando a mí me dicen que quieren entrarle a los anabólicos, lo primero que hago es pedirles que se hagan un chequeo médico, porque muchas personas desconocen si padecen hipertensión, problemas en el hígado o en el páncreas”, afirma. 

Y es que, según Salazar Machorro, la necesidad de realizarse un examen médico antes de tomar cualquier tipo de anabólicos podría prevenir padecer hígado graso, cáncer, acné, pérdida del cabello, crecimiento del vello facial, engrosamiento de la voz o tener crecimiento de senos —en el caso de los hombres—, o hasta un infarto al corazón. 

“En caso de consumir hormona de crecimiento se tienen que revisar que las células cancerígenas no estén elevadas, porque con el consumo se disparan al 100 por ciento. Cuando tomas o te pones este tipo de hormona y tienes antecedentes de que algún familiar tuvo cáncer, hay mayores posibilidades de adquirirlo”, advierte.

Los riesgos de buscar el cuerpo perfecto
la otra cara del FISICOCULTURISMO

El coctel de la muerte 

Una noche de borrachera combinada con el uso de esteroides podría significar —a corto plazo— un pase directo para adquirir cirrosis hepática. 

“Yo les digo a los chavos que antes de usar un ciclo, piensen bien con quién se lo van a poner y quién se los va a vender, porque la vuelta es irreversible. Todo ciclo lleva una protección hepática, pero yo creo que cada quién es dueño de sus decisiones, porque hay muchos entrenadores que venden los anabólicos y no te van a explicar los riesgos de usarlos”, lamenta. 

Miguel Ángel adelanta que se deben explicar las consecuencias de su uso, pues algunos menores de edad comienzan a consumirlos a partir de los 16 ó 17 años y a los 22 ó 23 ya tienen padecimientos de cáncer o tienen daños en el hígado. 

Los fisioterapeutas Osvaldo Valdés Trejo y Pedro Arguindegui, del Instituto Estatal del Deporte en Coahuila (INEDEC) advierten que el uso de anabólicos en menores de edad puede provocar que no se reproduzca correctamente la hormona de crecimiento, pues la edad en la que los hombres dejan de crecer es entre los 22 y 23 años, aproximadamente. 

Otra de las combinaciones que podrían resultar fatales es el consumo de estas sustancias cuando se está embarazada, pues según Miguel Ángel Salazar, el bebé podría nacer con algún tipo de malformaciones o incluso la madre podría sufrir un aborto. 

Las bondades

Tanto Osvaldo Valdés Trejo como Pedro Arguindegui coinciden en que el uso de este tipo de químicos en el cuerpo son utilizados por atletas de alto rendimiento que buscan mejorar su fuerza, llegar a su potencial máximo en menos tiempo, requieren de sanar lesiones rápidamente y benefician al crecimiento del músculo, según los objetivos de cada atleta.  

“Es bueno hasta cierto tiempo pero es muy importante manejar correctamente los periodos de consumo de este anabólico y los tiempos de reposo?, y el fisioterapeuta Pedro Arguindegui recomienda que la ingesta de este tipo de productos se realice aproximadamente tres meses antes de una competencia. 

“En el caso de la creatina, lo que se hace es consumirse durante un periodo de tres meses aproximadamente en la etapa precompetitiva porque este anabólico lo que hará es dar mayor rendimiento y una mayor capacidad al atleta; y cuando entre a la etapa competitiva ya no se recomienda porque entran otros procesos durante el entrenamiento y hay cargas, sobrecargas y descargas”, explica.

El fisioterapeuta advierte que quien lo consume debe abandonar la ingesta, durante seis meses o más; además, dependiendo del tipo de anabólico, no es recomendable tomarlo más de una o dos veces al año. 

"Tiene que haber una fase de descarga o eliminación de este anabólico porque prácticamente estás acelerando la producción de hormonas que ayudan a reparar tejidos y a formarlos; pero esto puede traer complicaciones con otros órganos porque se pueden dañar tanto los riñones, páncreas, intestinos, el hígado o hasta el corazón, por lo que se debe hacer una adecuada dosificación del producto porque si no, pueden dañar gravemente a quien los consume?, explica  el especialista Osvaldo Valdés Trejo. 

Los gastos 

Aunque para el consumo de los esteroides no es necesaria una prescripción médica, porque los productos son de fácil acceso, los consumidores en ocasiones no escatiman en gastos para adquirir estos productos. 

Miguel Ángel Salazar, físicoculturista con más de 16 años de experiencia, dice que los consumidores en una semana pueden gastar hasta entre mil 800 y 2 mil pesos; todo eso sin contar los desembolsos por los suplementos de aproximadamente 3 mil pesos.

"De pura suplementación, más gimnasio, más un ciclo anabólico y alimentación, por mes es un gasto de entre 9 mil 500 a 10 mil pesos, aproximadamente”, enumera. 

Un paquete para incrementar la masa muscular, peso, fuerza y resistencia incluye un ciclo de testosterona, dianabol, sostenon y rimobolán y puede variar entre 3 mil 800 y 4 mil 800 pesos. 

El dianabol fue desarrollado para mejorar el rendimiento atlético en el equipo olímpico de Estados Unidos y los atletas soviéticos habían estado exhibiendo una fuerza casi sobrehumana durante las competencias.

Mientras que productos como la trembolona, primobolan, winstrol y la hormona de crecimiento beneficiarán a la definición y la simetría del cuerpo, tienen un costo estimado en 7 mil 800 pesos por una duración de 10 semanas —tiempo en que dura aproximadamente un ciclo—. 

La trembolona fue diseñada inicialmente para incrementar la masa muscular del ganado vacuno destinado a consumo humano, pero actualmente su uso está prohibido en muchos países. Además, es una de las sustancias más usadas con la intención de incrementar la masa muscular a la vez que se intenta obtener un máximo de definición muscular.

Este tipo de esteroides pueden adquirirse con o sin prescripción médica a través de internet, aunque muchos de éstos no son confiables. Incluso, Miguel Ángel recuerda casos en los que consumidores se llegaron a inyectar sustancias que no eran confiables que afectaron gravemente su salud. 

"Se han conocido casos en los que a los dos o tres meses los hombros o nalgas están podridos porque les inyectaron diferentes tipos de aceite, incluso de carro”, afirma.

Muertes por anabólicos 

En marzo de 2013 se dio a conocer que la medallista Soraya Jiménez habría muerto de un infarto en el corazón. En 2002 la atleta dio positivo en un control antidopaje en el Panamericano de la especialidad en Venezuela; la entonces presidenta de la Federación, Martha Isela Elizondo, con quien no tenía buena relación, afirmó que la pesista había tomado anabólicos, publicó el diario La Jornada tras su muerte.