"Fe de etarras", un comando de ETA se cuela en San Sebastián
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En el filme, el ganador de dos Goyas Javier Cámara da vida a un veterano de ETA decidido a demostrar que no es un cobarde y confinado en un piso franco a la espera de órdenes para llevar a cabo un atentado.
Con polémica antes de su estreno, la comedia española de Netflix "Fe de etarras" se presentaba ya como la más controvertida del 65 Festival de San Sebastián. Sin embargo, esta película que se atreve a hacer humor del día a día en un comando de ETA fue recibida con aplausos por la crítica del certamen.
Primero fue el cartel promocional, con el futbolero grito de "Yo soooy españooool, españoool, españoooool" tachado en rojo, denunciado por la Unión de Guardias Civiles alegando humillación a las víctimas de la banda independentista armada. Y luego, en plena tensión nacionalista con el referéndum unilateral convocado en Cataluña, Netflix eligió como fecha de estreno en su plataforma el 12 de octubre, Día de la Hispanidad.
"Las redes sociales están permitiendo dogmatizar mucho y ser muy sectario", dijo en rueda de prensa el director Borja Cobeaga, conocido entre el gran público por ser el guionista de la taquillera "Ocho apellidos vascos". "Todos los días hay una capacidad descomunal para rasgarse las vestiduras por algo", lamenta. Pero como afirmó Diego San José, que cofirma el libreto junto a Cobeaga, "la gran derrota sería perder la comedia, no Twitter”.
Ambos definen "Fe de etarras" como una comedia triste cuya trama retrocede al Mundial de Fútbol de Sudáfrica (2010), con ETA dando sus últimos coletazos. "Retrata la vida de un comando dentro del mayor ataque de españolidad del siglo, de momento", apunta Cobeaga. Pero sostiene que su objetivo no era ser transgresor: "Lo que nos inspira es hacer comedia sobre lo cercano, contar la historia de lo que ha pasado en Euskal Herria (el País Vasco) en los últimos años”.
En el filme, el ganador de dos Goyas Javier Cámara da vida a un veterano de ETA decidido a demostrar que no es un cobarde y confinado en un piso franco a la espera de órdenes para llevar a cabo un atentado. Lo acompañan una pareja cuya relación depende de la continuidad de la banda (Miren Ibarguren y Gorka Otxoa) y un manchego que cree que entrar en el comando le hará sentir como si fuera Chuck Norris (Julián López).
"Creo que la película transcurre por unos meandros oscuros, muy metafóricos, pero siempre trufados de los chistes y gags" de Cobeaga y San José, apuntó el protagonista de "Vivir es fácil con los ojos cerrados". "A mí en determinadas escenas se me ponía un nudo en el cuello, porque estamos haciendo una comedia de algo muy trágico: es que hubo gente que se creyó lo que decimos", añadió en referencia a los miembros de ETA.
Cobeaga y San José reparten puñaladas a partes iguales en esta película que se ríe tanto del nacionalismo vasco como del español llevados al extremo. Así, no dudan en hacer chistes con estereotipos como la obsesión vasca por la comida -"en ETA antes se comía de la hostia"- o las fachadas salpicadas de banderas rojas y amarillas en medio de la euforia futbolera -"¡pero si nunca pasan de cuartos!"-, pero el rotundo final hiela la sonrisa.
Y es que Cobeaga, pese a recuperar el humor del programa de televisión vasco "Vaya semanita", firma aquí una propuesta muy personal, más al estilo de "Negociador", la primera película que se atrevió a hablar de ETA en clave de comedia. Y como guiño a aquel trabajo, que también se presentó en San Sebastián, está el personaje de Ramón Barea: si entonces era el "negociador" del Gobierno, ahora es el jefe militar de ETA.