Fundamentos de una Idealista
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El futuro de la democracia en México: crónica de una apartidista
Estas semanas han sido de bastante actividad política y social no sólo en México, sino en América Latina y el mundo. Está más que claro que está cambiando la forma en cómo hacemos política y por ende los sistemas. No se trata de discutir si son necesarios los cambios o no, eso es más que evidente. La discusión debe centrarse en cuáles son estos cambios y cómo van a influenciar en nuestra vida cotidiana.
Estoy metida en temas de gobierno y política desde mis 17 años, he trabajado con todos los partidos políticos en diferentes posiciones a nivel municipal, estatal y federal, y nunca he militado. Las primeras preguntas que me hacen siempre son: ¿de qué partido eres?, ¿por qué no militas? Lo que contestó es que a mí lo que me apasiona es el servicio público, y normalmente la respuesta que recibo es: “algún día vas a tener que decidirte por alguno”. Tal vez sea cierto, tal vez no. Lo que sí es cierto es que no tenemos que ser parte de algún partido para hacer política.
Las pasadas elecciones, y hasta la fecha, todos los partidos usaron durante sus campañas la palabra “ciudadano” para referirse a ellos mismos y/o sus propuestas.
No me mal interpreten, los partidos políticos juegan un papel muy importante en nuestra democracia. Siempre es y será necesaria una oposición firme y crítica al poder en turno. Sin embargo, su trabajo no es ni debería ser el que nos toca como #CiudadanosdeTiempoCompleto.
La semana pasada escribí sobre la llamada Ley Bonilla, y lo que podría repercutir en nuestra democracia. Hoy quiero compartir en estas líneas sobre lo que le puede pasar a México si no cuidamos a nuestras instituciones, en especial a los órganos autónomos.
Desde que llegó AMLO a la Presidencia, ha cuestionado la relevancia y el presupuesto de los órganos autónomos (INE, Inai, Cofece, IFT, CNDH, por mencionar algunos). ¿Qué son estos órganos autónomos? ¿Para qué sirven? ¿Por qué el Presidente los odia tanto?
Los órganos autónomos son los encargados de establecer contrapesos con los demás poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) en temas relevantes para el País, como son: electoral, transparencia, económico, derechos humanos, hidrocarburos, entre otros. Los órganos autónomos los integran mujeres y hombres con experiencia en el tema y apartidistas, es decir, ciudadanas y ciudadanos comprometidos con su causa, desvinculados a partidos políticos, con la capacidad de poder exigir a los representantes cuentas sobre sus acciones y decisiones. Si bien esto no ocurre siempre, muchos me dirán que nunca pasa, eso no quiere decir que tenga que ser una regla que ocurra de otra forma. Es como decir, que ahora como es muy común que la gente robe, entonces está bien robar. Debemos exigir órganos autónomos apartidistas.
Hablando del tema electoral. No se puede entender ninguna democracia contemporánea sin el derecho al voto. Pensemos un poco qué significa quitarle legitimidad y poder a un instituto electoral en las democracias contemporáneas.
La democracia en México no nació ni se construyó a partir del 1 de julio del 2018, como asegura el presidente López Obrador. La democracia en México ha sido el trabajo y el sueño de muchas y muchos mexicanos que nos levantamos todos los días para hacer posibles las transformaciones desde hace más de 30 años, por lo menos.
El INE le dio el financiamiento que necesitaba Morena, el INE validó la elección del 2018 que le dio el triunfo a AMLO, el INE hizo el camino necesario para que hoy sea el Presidente. Tampoco estoy diciendo que todo pasó solamente por que existe el INE, lo que digo es que el INE permite que ideas y organizaciones se conviertan en oposición real y en algún tiempo en Gobierno.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) renovó esta semana su presidencia entre gritos de fraude, forcejeos y empujones en la Cámara de Senadores. La nueva presidenta, Rosario Piedra Ibarra, hija de una activista importante, también militante de Morena y candidata en la elección 2018. No juzgo su carrera como activista, juzgo su capacidad de desvincularse de Morena cuando sea necesario para la toma de decisiones, juzgo su capacidad de pensar en México antes que en Morena. ¿Apoco no había nadie más en la lista sin vinculación a algún partido político?
México necesita (le urge) ciudadanas y ciudadanos enamorados y apasionados del servicio público, sin estar vinculados a un partido político, que sean capaces de seguir construyendo todos los días la democracia. No es un camino sencillo, es evidente y claro que cuando eres apartidista y estás en política todo cuesta el doble o el triple, las puertas se cierran más fácil.
La democracia no es de los partidos políticos o de un Presidente en turno, la democracia es nuestra como mexicanas y mexicanos, como #CiudadanosdeTiempoCompleto. Asumamos el reto.
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