Gentilicios
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Los gentilicios son adjetivos, no siempre gentiles,
Señalan origen geográfico o racial: inglés, francés, español son fáciles de entender porque usan las sílabas iniciales de los países a los que pertenecen. Otros tienen raíces caprichosas. Chilango, por ejemplo.
La Real Academia Española (RAE) señala que el adjetivo “chilango” hace referencia a quien ha nacido en la Ciudad de México. También se extiende a todo aquello perteneciente o relativo a dicha región y sus zonas aledañas. Según el ensayista mexicano Gabriel Zaid, la palabra chilango nació en el estado de Veracruz, como una derivación del término maya xilaan, que significa “desgreñado”.
Otra teoría afirma un posible origen en la voz náhuatl chilan-co, que traduciría “de piel colorada”, en alusión al color de piel de los indígenas aztecas, enrojecida debido al frío de la altiplanicie. Además, existe también la creencia popular de que el vocablo chilango esté emparentado con palabras como guachinango o chile.
La capital ha experimentado un cambio peregrino porque ha pasado de Ciudad a Estado. Y andan ya pensando en su Constitución. Ha crecido enormemente con conurbaciones progresivas. En forma viral hubo contagio de las consonantes CDMX para identificar a la nueva entidad. Y siguen las sugerencias para sustituir el gentilicio chilango o defeño...
¿Mexiqueños? ¿cedemexis? ¿mexitecos?
Acá, en el norte coahuilense, se usa el gentilicio saltillense para designar a los oriundos de esta ciudad. Tenía que referirse al salto. En ese diminutivo que parece despectivo pero es solo moderadamente aumentativo. No se trata de un saltito ni de un saltote. Mucho menos de un saltucho. Sino de un saltillo, como sucede con hermosillo y fresnillo. Tiene un tinte de ternura y cortesía nominal.
No parecieron aptos gentilicios: ni saltarines, ni saltillecos, ni saltilludos, aunque no pocos toleran que se les llame saltilleros, adjetivo que parece más apto para calificar cosas que personas.
El País tiene el nombre de su capital. En todo el mundo se habla de México y punto, y acá, oficialmente, se le quiere llamar: Estados Unidos Mexicanos y, además, se permite la confusión de que los colores nacionales sean también colores partidarios…