¿Gigante con pies de barro?
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¿Cómo entender la necesidad humana de tener líderes, de identificarnos, de creer en alguien, de seguir el ejemplo de quienes creemos héroes? Me atrevo a decir que los líderes y eso que llamamos héroes o ídolos, son importantes en nuestras vidas porque han hecho algo que admiramos. Representan algo que valoramos. Se han convertido en alguien a quien queremos imitar.
Personas que nos ayudan a creer, a no caer en la desesperanza que nos derrota por adelantado. Los héroes nos dan un ejemplo y vaya que necesitamos de buenos ejemplos, de lo contrario seguiríamos a los malos, más de lo que ya lo estamos haciendo.
Pero tal y como lo refirió en algunos de sus apuntes el escritor norteamericano Scott Fitzgerald: “Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”. Y es que no pasa un día sin que nos enteremos de la noticia de que un héroe ha caído. El cantante famoso que es denunciado por acoso sexual. El político que creíamos un demócrata, eternizándose en el poder o descubierto en actos de corrupción. Éstos se repiten una y otra vez, quizás con sólo ligeras variaciones del tema.
La reacción de nosotros, los seres de a pie, es indignarnos y actuar como si estas acusaciones nunca hubieran ocurrido antes. Pero la historia demuestra que el héroe caído ha estado presente a lo largo de los comienzos de la humanidad. Sólo se necesita revisar las fuentes históricas consagradas por el tiempo, como la Biblia. Pero hoy, las acusaciones son más frecuentes, gracias a la velocidad con que viajan las noticias.
Sé que muchos estamos sorprendidos luego que se revelara que el cantante español Plácido Domingo, una de las glorias mundiales de la ópera y con más 50 años de carrera artística, fuera denunciado de haber acosado sexualmente a varias compañeras cantantes. El tenor se une a la larga lista de personalidades que, de la noche a la mañana, ven manchadas sus carreras y vida personal por acusaciones de este tipo. Por supuesto, no es ésta una defensa de lo que pudiera ser una conducta a todas luces ilícita.
El peligro es que esas denuncias en su mayoría suelen ser anónimas, sucedieron décadas atrás y en muchas ocasiones –es entendible– no existe aportación de pruebas. Está el caso de la mezzosoprano Patricia Wulf, la única de las nueve mujeres que ha dado la cara para acusar públicamente a Plácido Domingo de haberlas acosado sexualmente, aunque en su propia biografía ella mencionaba que uno de sus máximos honores era haber cantado al lado del intérprete de “Granada”. ¿Será Plácido Domingo un gigante con pies de barro?
Como usted lo sabe, la expresión tiene origen en el relato bíblico acerca de un sueño que tuvo Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando una enorme estatua construida de oro, plata, bronce y hierro fue golpeada por una pequeña piedra y destruida por completo. El sueño fue interpretado como el destino al que se enfrentan todos los grandes imperios, todos los ídolos terminan sucumbiendo.
Desconozco cuál vaya ser el resultado del destino de Plácido Domingo, y si una investigación seria revelará la verdad, que en estos casos parece no importar ya. Su imagen se ha manchado para siempre y no volverá a ser la misma. Y si fue así, ¿por qué estos seres no pueden vivir vidas ejemplares que todos podamos emular? La respuesta es muy simple: son humanos de carne y hueso. Fallan, tropiezan. Tienen miedos y debilidades. Se deprimen igual que nosotros. Lo hacen porque son personas normales, como usted y como yo, con virtudes y defectos, con deseos y pasiones, seres que cometen errores, desviaciones y algunos hasta delitos.
Pero lo que no podemos hacer es juzgar con un doble rasero y lamentarnos por el hecho de que no cumplan con su estatus de ídolo. Y es que piénselo: una mentira que viene de un cantante o un gobernante decepciona y lastima, pero una mentira de una madre, un padre, un hermano o un amigo: sacude.
Así que desgarrar a los ídolos por sus errores, pero dejar pasar los nuestros porque “somos simples mortales” no puede seguirnos funcionando de excusa. Hay poco espacio para seguir decepcionado aún más a nuestros hijos y familias. Quizás no lo sabe, pero para ellos, usted y yo somos sus ídolos héroes y primarios. ¿Para ellos seremos gigantes con pies de barro?
@marcosduranf