Guía para reconvertir la Carbonífera
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El carbón coahuilense es el carbón de México. La Región Carbonífera es el mayor productor de este mineral. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) predomina como comprador, es un auténtico monopolio, un monopsonio. Buena parte de la economía coahuilense depende del carbón y sus impactos positivos y negativos trascienden más allá de la región productora.
Es un hecho que el carbón está fuera de moda en el mundo entero. Sabemos que es un energético que genera enorme daño al medio ambiente, en ello radica su declinación, y ahí se encuentra el epicentro de la ofensiva mundial contra este mineral.
En la búsqueda de energías limpias y en medio de los tímidos esfuerzos por revertir el calentamiento global, resulta fácil oponerse al uso de carbón y poco importan los efectos negativos que ello pueda tener para cuantos viven del mismo. Los afectados por el daño ambiental también somos millones de personas.
En su apuesta cortoplacista, poco o nada hacen las autoridades para actuar en consecuencia y poner en marcha acciones eficaces de largo plazo para reconvertir la Región Carbonífera y para impulsar una migración hacia energéticos limpios.
Ninguno de los tres niveles de gobierno parece contar con una estrategia para la región productora de carbón ni para sus pobladores. No son capaces de trascender lo inmediato: la venta de carbón y las ganancias que obtengan de ella. Poco importa si existe o no un mañana para el mineral o para la región.
En otras naciones debaten los impulsores del mineral y sus detractores, unos y otros exponen estrategias claras y precisas. Los alemanes ya establecieron un plan a 15 años, para entonces estará desapareciendo por completo su uso. Los Estados Unidos iban por el mismo camino, pero Donald Trump dio un giro de 180 grados y proyectó el uso del mineral con mayor fuerza y apoyo. Suele hablar de “carbón bello y limpio” para indignación de sus adversarios y cosechar aplausos en las regiones que viven del carbón y votaron por él.
Me permito sugerir algunas ideas para actuar en consecuencia. Tener presente que toda una región depende del carbón, no se le puede desamparar de un día para otro. Constituir un frente común para actuar gradualmente en toda iniciativa que implique el desuso del mineral. Aprovechar las abundantes reservas que todavía existen, promoviendo la construcción de plantas de uso mixto. Expertos ambientalistas sostienen que puede generarse electricidad de fuentes mixtas: sol, gas y carbón. Se vendería más carbón, pero su impacto ambiental sería menor. En un esquema mixto podría retirarse gradualmente el mineral sin afectar la generación de energía.
Debe priorizarse un proceso para reinventar y reconvertir la Región Carbonífera, empezando por el nombre. Los alcaldes y el gobernador deben estudiar modelos exitosos de reconversión en otras latitudes. ¿Para qué afanarse en inventar el hilo negro?, no son los primeros ni serán los últimos que necesitan planear una nueva vocación para los pobladores de una región. Para eso están sus institutos de planeación. En lugar de peregrinar a Ciudad de México para mendigar dineros federales, reúnanse con expertos del medio académico internacional, nacional y local, aprovechen a las misiones diplomáticas en México y las representaciones de tanto organismo internacional. Empapen a su gente en el proceso, designen a un ejecutivo de cuenta.
Investiguen, acopien información, clasifiquen y ordenen lo aprendido, valoren y definan prioridades presupuestales, técnicas, políticas, sociales y administrativas. A lo largo de todo eso proceso pueden conformar un equipo de trabajo y nombrar a un responsable. Todo ello con cargo al gasto corriente que hoy consumen en tonterías. De ahí, finalmente, podrían armar un plan de acción centrado en necesidades prioritarias, en los recursos disponibles y en el sentir de las comunidades.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez