Hablemos de Dios 70
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TEMAS
En su libro ‘Itinerario Hacia Dios’, Larrañaga nos invita literalmente a arrojarnos de cabeza en ese mar inconmensurable que es Dios
Todos buscamos a Dios. Como yo lo busco, entonces creo que todo mundo anda tras él. Ya vamos a cumplir de nuevo un año y cada quince días explorando a Dios con palabras.
Su libro, su palabra, su existencia o la sombra de ella. Como siempre, fue placentero todo porque usted me ha acompañado en ese tránsito, en esa búsqueda y paso de nuestro interior a nuestro exterior (o viceversa, buscar a Dios dentro de nosotros).
Y usted lo sabe, Dios es inconmensurable. Podríamos seguir hablando de él (o con él) por años enteros y sí, no lo agotaríamos.
Nunca está dicha la última palabra en semejante tema. Y vaya, hasta la terminología puede ser cuestionada y así seguir explorando su esencia por siempre.
Dije “tema” cuando usted bien me puede puntualizar que Dios no es un tema, sino la vida misma. Dios y su hijo Jesucristo no son un libro (los evangelios), sino que dichos libros son un plan de vida para usted y para a mí en la tierra. Es decir, si usted sigue a pie juntillas los hábitos y enseñanzas del maestro Jesucristo, sin duda su vida será más plena, gozosa y feliz.
Y usted lo sabe, el maestro de Cafarnaúm cumplió con su vocación de sacrificio como un itinerario hacia Dios, una guía para llegar al padre.
Y esto es precisamente lo que propone en uno de sus tantos libros, el maestro erudito, conferencista y sacerdote católico, Ignacio Larrañaga.
A punto de cumplir un año de nuevo hablando de Dios, vamos a reseñar el siguiente libro (y otros más que se me quedaron en el tintero), pero cosa que hoy vamos a dejar en letra redonda y en siguientes textos en este generoso espacio.
No tengo todos los libros del padre Ignacio Larrañaga y, cosa curiosa, la mayoría que tengo y que he reseñado aquí, me los han regalado. Imagino porque mis amigos y amigas ven esa sed de encontrar a Dios y claro, leer, preparase, meditar, orar, contribuir a lograr esa ansiada cercanía, la cual nunca logramos del todo.
Y esto es precisamente lo que propone el padre Larrañaga en su libro un “Itinerario Hacia Dios”. El libro son las notas sistematizadas de un curso de espiritualidad que dio a los padres Claretianos en Madrid, España.
Ya luego se publicaron en la revista “Vida Nueva” y posteriormente vieron su aparición como libro. Y en honor a la verdad, el volumen ha tenido buena acogida, lleva al día de hoy 13 ediciones.
En el texto, Larrañaga nos invita literalmente a arrojarnos de cabeza en ese mar inconmensurable que es Dios. Invita a estar con él poniendo de nuestra parte todas las energías mentales, afectivas y personales para lograr esa cercanía, esa corriente de atención y afinidad entre dos ¿humanos, personas, energías? Una especie de vida privada con Dios, si así podríamos adelantar.
Sin duda, difícil lo anterior, pero no imposible, esboza el teórico en su libro.
ESQUINA-BAJAN
La vida de los animales es “como una elegía” y son “violetas en los ojos de Cristo”, nos dice en uno de sus poemas, Georges Schehadè. Poeta y dramaturgo francés muerto en 1989 del siglo pasado.
Pues sí, junto con el poeta nos maravillamos de la creación. Sólo hay que tener ojos y abrirlos para percibir, gozar y disfrutar la creación divina.
“El que sueña se mezcla al aire”, dice otro de sus versos. Y esta misteriosa alquimia son los sueños, razón, vigilia, insomnio, oración, lo que hemos perdido con el paso de los lustros y la vida.
Atosigados por el materialismo, nos hemos entregado al consumo y al racionalismo como prendas queridas y debidamente aceptadas, dejando de lado nuestra floración interior, nuestro lado espiritual.
De aquí entonces que Ignacio Larrañaga hable en cuatro breves capítulos sobre esta búsqueda, esta convergencia de dos interioridades en el puente hacia Dios, ese camino del cual no pocas veces nos alejamos a la menor almendra o escollo en la empedrada calle que conduce a él.
Siempre ha sido así. Los primeros testigos de la resurrección de Jesucristo (sus discípulos) tenían que perseverar en la oración y haciendo súplicas mayores (Hechos 1:14), para luego estar en condiciones de lanzarse al mundo como “testigos” hasta el último confín de la tierra (Hechos 1:8).
Para el maestro Larrañaga no hay imposibles. Tenemos que perseverar una y otra vez hasta encontrar ese itinerario hacia Dios. Si aquel parágrafo es cierto, debemos tomarlo literal y apostar todo a ese naipe que fue cuando Jesucristo les enseñó a rezar a sus apóstoles.
Les dijo, hágase señor “tu voluntad”. No la mía ni la suya, señor lector, sino la voluntad de Dios. Y a esto Larrañaga le dice la “Oración de abandono”.
Escribe literalmente: “Definitivamente, no hay derrota posible para los que se abandonan”.
Tiene razón, en medio de los escombros hay esencia, voluntad, sueños. Buscando, hurgando y sabiendo ver, uno encuentra “demasiada poesía en la ceniza”, para decirlo como el poeta Georges Schehadè.
LETRAS MINÚSCULAS
“Más vale entrar al Reino de mi Señor, ciego y solo / que acompañado por el cuervo de oscuro pelaje de ojos enmohecidos por la sangre de los desdichados…”. Versos de Antonio de Galicia, ¡ah!, sin duda. Sin duda.