‘Hablen, ¡pero ya!’
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Es sábado 12 de enero de 2018. En el Salón Gobernadores, ansiosos parecen Miguel Riquelme y sus secretarios, José María Fraustro, Higinio González y Blas Flores. Esperan a los tres Reyes Magos del Feudo Magisterial. Para evitar su desorientación, el gobierno riquelmista puso una estrella con el rostro de Pepe Meade a 45 metros sobre la azotea del Palacio Rosa. De repente, en los altavoces, Tatiana canta: “Un buen día todo comenzó / la historia lo describe así/ llegaron los reyes magos / a saludarte a ti…”. El arribo de los Reyes es inminente; Riquelme y sus secretarios empiezan a aplaudir. Aparecen, José Luis Ponce, secretario de la Sección 5, sobre una jirafa; Jorge Fernando Mora, dirigente de la Sección 35, sobre un avestruz; y Xicoténcatl de la Cruz, líder de la Sección 38, sobre una cebra. Les sigue el secretario de Organización del SNTE, Carlos Moreira, vestido con sombrero de copa, chaqueta de levita roja, pantalón negro, botas altas y látigo en mano. Baja de la jirafa, Baltasar (Ponce) quien, en lugar de oro, deposita en manos de Riquelme esta petición: “gestionar ante la federación una revisión a los procesos de evaluación y actualización ligados con la Reforma Educativa”. Con dificultades, desmonta Melchor (Mora) del avestruz, y en vez de mirra, entrega al preciso esta demanda: “desarrollar un programa de apoyo económico para quienes realicen estudios de pos-grado“. Casi cayéndose, desciende Gaspar (Xicoténcatl) de la cebra, para pasar, sin incienso, al Gobernador esta demanda: “evitar injusticias que afecten a los trabajadores de la educación y gestionar para ellos la creación de fraccionamientos”. En ese momento, empieza a escucharse un grito único de miles de maestros fuera del recinto gubernamental: “¡Ey! Santos Reyes y domador: ¿Cuándo justificarán las irregularidades por mil 984 millones de pesos que detectó la Auditoria Superior Estatal en 2015-16? ¿Cuándo explicarán la quiebra del Sistema de Pensiones, del Servicio Médico y del Fondo de Vivienda Magisterial? No se hagan rosca mendigos, y hablen, ¡pero ya!”.