Hacer ciudadanía también es salvar vidas
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Esta semana tuve la fortuna de recibir el apoyo de una de las cadenas de tiendas de autoservicio más importantes del País, sobre todo en el norte.
La gerente general de dicha cadena para la región Norte de Coahuila, me hizo un regalo, tal vez sin darse cuenta. Les cuento la historia:
Los redondeos de las tiendas comerciales, ya sean de autoservicios o supermercados, los reciben las organizaciones de renombre, como Cáritas, Bomberos y Casas Hogares. Es difícil que estas cadenas comerciales confíen en organizaciones que hacen apuestas diferentes al desarrollo, como lo es construir ciudadanía.
En el norte de Coahuila, tuve la suerte de encontrarme personas que confiaron en lo que estamos haciendo en DCAMéxico, en particular en Ciudadanitos. Al entregarnos el apoyo recaudado esta semana, la gerente general hizo una analogía de lo que la Cruz Roja tenía como objetivo con la recaudación: salvar vidas.
Parafraseando dijo: “formar ciudadanos es salvar vidas, también es prevenir un suicidio de alguien que la está pasando mal, o algún embarazo infantil, la violencia que vivimos en las calles y en nuestras escuelas”. La verdad, en estos 10 años, nunca lo había visto de esa forma: construir ciudadanía es salvar vidas.
Trabajar en la construcción de ciudadanía no es fácil de explicar, y aun peor, no todas las personas entienden la importancia que tiene, no sólo porque implica un trabajo lento y la mayoría de las veces silencioso. Es mucho más vistoso entregar despensas, medicinas o pavimentar que trabajar ciudadanía. Ojo no estoy diciendo que ninguna de las acciones anteriores no sean importantes, simplemente son más fáciles de explicar los resultados que obtienen y cómo ayudan a los demás.
Desde muy chica supe que los temas cívicos eran para mí. En quinto grado de primaria, mi maestra me invitó a ser parte de una planilla para ser representante de mi grupo, la verdad es que no ganamos, no éramos lo suficientemente populares y no regalamos la cantidad de dulces adecuados para ganar en mi primaria. Ahí entendí, un poco, que los incentivos que tenían mis demás compañeras para votar por mí, o no, eran: cuántos dulces y de qué marca les había dado o quiénes eran mis amigas y quiénes me apoyaban. Nadie me preguntó por qué quería ser representante de grupo o cuáles eran mis propuestas. Para algunos esto puede parecer una tontería de niños, pero es en pequeña escala lo que le pasa a nuestro sistema electoral y, por ende, a nuestro sistema político.
No se trata ya de entender al civismo como el ejercicio del voto simplemente, se trata de reconocernos como ciudadanos en todo lo que hacemos y en cómo nos relacionamos en nuestro entorno, tanto en el cuidado al medio ambiente como con las personas que convivimos. Como sociedad tenemos que recuperar los valores básicos universales, nuestra identidad y proyecto de vida. Muchos de los niños, niñas y adolescentes hoy en México ya no están soñando. Debemos hacer la diferencia con las próximas generaciones, salvemos esas las vidas, formemos ciudadanos.
Les invito a salvar vidas, intenten hacer las cosas diferentes hoy, construyamos juntos más y mejores #CiudadanosdeTiempoCompleto.
@garciacecy_
ceci.garcia@dcamexico.org