HOMBRE DE MUY POCA SAL EN LA MOLLERA
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El Quijote I, 7
Don Quijote salió tres veces de su aldea en busca de aventuras. Entendidas éstas como ir por el mundo con sus armas y caballo a deshacer todo género de agravio: anderezar tuertos, enmendar sinrazones, castigar abusos y satisfacer deudas.
De la primera salida, que realizó aún sin la compañía de Sancho Panza, regresó el caballero molido a palos a su casa, donde estuvo quince días muy sosegado. Pero luego empezó a considerar llevar a cabo una segunda salida, así como la necesidad de llevar un acompañante que lo apoyara en sus tareas de caballero andante.
Fue así como don Quijote solicitó “a un labrador vecino suyo, hombre de bien…pero de MUY POCA SAL EN LA MOLLERA” que le sirviera como escudero. “Tanto le persuadió y prometió que el pobre villano se determinó a salir con él”. Es así como aparece en la genial novela Sancho Panza, “que así se llamaba el labrador”.
¿Qué quiso decir Cervantes al describir a Sancho como un hombre de bien pero de “muy poca sal en la mollera”?
En su nota a este pasaje Francisco Rodríguez Marín escribe que “Tener poca sal en la mollera equivale a tener poco juicio o discreción”; versión con la que coincidió Clemencín en su comentario a la frase “poner sal en la mollera” que se lee en I, 37.
Sin embargo, en modo alguno se ha de entender como equivalente a ser tonto.
El personaje de Sancho Panza es no sólo importante sino definitivo en la gran novela cervantina. Sin su participación, difícilmente El Quijote habría llegado a ser lo que ha sido a lo largo de cuatro siglos: la obra suprema del ingenio humano.
@jagraciavilla