¿Invierno demográfico?
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Sucede ya en algunas regiones y países.
Hay un envejecimiento poblacional. Son más los pensionados que los trabajadores. En las calles se ven sólo adultos. Ya no hay carritos paseando a bebés. No se ve en las reuniones alguna mujer embarazada. Y los ancianos son tratados como un museo de cosas viejas. No se valora la experiencia que da la mejor esperanza para el futuro.
Las pirámides poblacionales se vuelven al revés. Ya lo ancho inferior –que era de vidas nuevas– no está en la base. Se ha convertido en un agudo vértice inferior. Lo ancho no está ya abajo sino arriba por el gran número de adultos que ya transitan su recta final de vida.
La contracepción se practica con múltiples métodos y el protegido aséptico crimen del aborto, que mata vidas inocentes e indefensas, se considera un medio de salud pública y no pocas parejas lo toman como uno de tantos medios de control natal. El asesinato desinfectado convierte al médico, olvidado de su juramento hipocrático, en un sicario de bata blanca. Convierte el quirófano en sala de ejecución de quién no tiene defensa ni culpa. Tendrá siempre el médico el derecho inalienable a la objeción de conciencia que no todas las legislaciones respetan.
Dar en adopción al hijo no deseado puede ser el camino para evitar su muerte. Quien no lo deje nacer requerirá cumplir la obligación de un tiempo –no necesariamente con encarcelamiento– en que tenga asistencia biológica, psicológica y espiritual para evitar reincidencia. No subrayar tanto lo vindicativo contra mujeres en estado de gran sufrimiento y confusión sino acentuar su readaptación en que se privilegie el respeto a la vida.
La profusión de imágenes y videos pornográficos, de fácil alcance en todos los medios de difusión y redes sociales, propicia un uso irresponsable de la potencia sexual. Se extiende el acoso y se banaliza la intimidad, reduciendo a la pareja a un instrumento de placer, tachando su dignidad humana.
Se prescinde del aspecto inseminador que tiene la cópula y sobrevienen los embarazos inesperados. Junto con una buena información biológica, todos los adolescentes necesitan una orientación ética y una estima de la templanza y la continencia como signo valioso de su virilidad o feminidad bien orientada.
Se ha hablado de los dos extremos. El de la superpoblación y el del invierno demográfico. Los mejores investigadores concluyen que los recursos del planeta son sobreabundantes y pueden dar satisfactores a numerosos habitantes si se da una justa distribución, sin acaparamientos que dan por resultado opulencia e indigencia. No se trata de disminuir los comensales en el banquete de la vida sino de poner sobre la mesa lo que el Creador ha entregado para suficiencia universal.
Es impresionante la foto de una manifestante. Lleva levantado su cartel que dice: “Soy atea, y defiendo la vida. No es religión, es humanidad”. Anuncia y denuncia señalando que toda vida inocente e indefensa es intocable por ley natural. La conciencia comunitaria se va iluminando. No se trata de gritar que se castigue con cárcel a quien aborta sino que se multipliquen las oportunidades de adopción y que se imponga a quienes aborten, sin perder su libertad, la obligación legal de recibir una orientación integral...