Irarragori y ‘El Popochas’
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Un desesperado Alejandro Irarragori, mandamás del Santos Laguna, tuvo que recurrir una vez más a su chamán, “El Popochas”.
Mientras Alejandro y Popochas meditaban en el piso, previo a la lectura del Tarot Gitano, dos hombres de traje negro vigilaban la puerta de una humilde casa ubicada en La Colonia Compresora.
Con ojos cerrados, “El Popochas” tira las cartas sobre el piso y pregunta: “¿Qué te preocupa Alejandro?”. Éste, angustiado, responde: “¿Cómo complacer a los laguneros?: No tienen llene. Mantuve el equipo en Torreón. Aseguré su permanencia. Redefiní su identidad generacional. Les abrí el mejor futuro posible. ¡No entiendo, qué más quieren de mí!”.
Relajado, “El Popochas” le dice: “Tranquilízate, Ale. Las cartas dicen que nadie cuestiona tu falta de inteligencia financiera o creatividad mercadológica. Menos tu esfuerzo por garantizar la continuidad del equipo. Tu problema es tu falta de sensibilidad para entender el regionalismo tradicionalista del lagunero. Lo cual es comprensible porque no naciste ni radicas ahí.
“Los Arcanos no mienten: Derrumbaste el Estadio Corona e imaginaste sepultar una entrañable tradición generacional, pero te equivocaste. Su alma que fusionaba clases sociales bajo un mismo fervor religioso sobrevivió intacta, para nunca encontrar acomodo en el Territorio Santos Modelo (TSM).
“¿Cómo encontrar cabida en un TSM que tritura esa devoción al establecer límites espaciales que separan a las clases sociales? O, cuyo acceso es prohibitivo para habitantes de colonias populares. Ya no hablemos de cambios de horario, dificultades para mirar los partidos en señal abierta o problemas para transportarse al estadio”. Irarragori agachaba la cabeza, mientras el adivino continuaba.
“Además, cometiste otro sacrilegio: Relacionaste al Santos con dineros del poder político. ¿Porqué los políticos utilizan nuestros impuestos para ensuciar nuestra casa? Se preguntaban los santistas molestos.
“Tu reciente ocurrencia no tuvo madre: Cambiar ‘La Casa del Dolor Ajeno’ por ‘El Templo del Desierto’. Finalmente, nunca entendiste que no puedes modificar de manera abrupta, una identidad colectiva edificada por décadas”.
“Por ello, en tu insensibilidad, en ese mismo templo, solo tu, llevarás tu dolor y penitencia para siempre.
“Te puedes ir, Alejandro” sentenció el clarividente, “el partido Santos-Pachuca está por iniciar”.