‘Judy’
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A finales de 1968, la legendaria protagonista de un clásico del cine hollywoodense como “El mago de Oz”, Judy Garland, prácticamente estaba en el olvido de la Meca del Cine, teniendo 46 años de edad.
Lo más preocupante de su situación es que en 1963 había filmado su última película; estaba recién divorciada de su cuarto marido, y si bien la única hija de su primer matrimonio con el director Vincente Minnelli, la también actriz Liza, ya era mayor de edad y estaba iniciando una prometedora carrera también como actriz, tenía que seguir manteniendo a los dos hijos pequeños de su tercer matrimonio con el productor Sidney Luft, quien para la desgracia de la actriz también dependía económicamente de ella.
En ese contexto recibe la invitación para cantar en una serie de conciertos en Londres, Inglaterra, donde muere tristemente en el verano de 1969, habiendo apenas cumplido los 47 años de edad, víctima de sus demonios internos que la llevaron inicialmente a la dependencia de barbitúricos que finalmente le provocaron la intoxicación que la llevó a la muerte.
Hoy día en el que los grandes públicos difícilmente se acuerdan ya no digamos de un ícono del cine de la Época Dorada de Hollywood como Judy Garland sino tampoco de su no menos talentosa hija Liza Minnelli (cuya última aparición en la pantalla grande ha sido hasta la fecha fue en al secuela de la película de “Sex and the City”, en el 2010) es esa etapa final en la vida de la Garland la que sirve como hilo conductor de la biopic “Judy”, una coproducción de grandes estudios particularmente europeos como los de la BBC de Londres y los Pathé de París, donde quien brilla totalmente a lo largo de la misma es quien personifica sorprendentemente a la diva, la ganadora del Oscar Renée Zellweger, quien por esta interpretación va a un paso muy seguro para ganarse ahora su estatuilla dorada como Mejor Actriz.
“Judy” nos remonta de los últimos meses de vida de la actriz, ahora sí que en ocaso de su vida tanto personal como profesional, a los tiempos de su mayor esplendor de Hollywood como la máxima joven actriz infantil de la Época pero que bajo la batuta de una madre castrante y de un magnate del cine como Louis B. Mayer quien prácticamente era su dueño, se vuelve adicta desde pequeña a las pastillas por la presión de mantenerse en su peso adecuado para la gran pantalla además del comer lo que quisiera, y por consiguiente con una gran necesidad de afecto y de amor que ni siquiera puede obtener de actores contemporáneos suyos como su usual protagonista de su etapa juvenil, Mickey Rooney, porque “no era su tipo”.
Así, aunque somos testigos por flashazos de todos estos antecedentes, quien merece todos los aplausos de pie, además de estar cobijada por una correcta dirección del británico Rupert Goold (“Una historia real”) y una producción de primer nivel es Renée Zellweger, quien renace de las cenizas con un papel tan poderoso como el que tuvo en “Chicago” dando vida a esta gran leyenda la sitúa en su mejor momento.
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galindo.alfredo@gmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo