La amenaza de la carne
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La OMS la recomienda para reducir la incidencia del VIH y otras enfermedades venéreas, pero hay que tener en cuenta los riesgos de la intervención
De acuerdo con un reporte de la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la industria del ganado usa más tierra que cualquier otra actividad humana.
De hecho, es señalada como una de las grandes fuentes de emisión de gases de invernadero, más que todos los trenes, aviones y automóviles que circulan por todo el mundo.
Si usted quisiera hacer algo por el planeta, sin necesidad de moverse de su casa, ni siquiera para plantar un arbolito, le bastaría simplemente con reducir su ingesta de carne.
Para poner un ejemplo, los expertos han calculado que si los estadounidenses se abstuvieran de carne un día a la semana, sería el equivalente a quitar de golpe 40 millones de automóviles de las carreteras durante un año.
Para confirmarlo, la autoridad medioambiental del Gobierno británico le dio seguimiento al efecto que tienen los animales de crianza en seis parámetros ambientales:
1. El consumo de energía fósil
2. El uso de agroquímicos
3. La cantidad de terreno
4. El impacto en el calentamiento global
5. La acidificación de los suelos
6. La contaminación de las fuentes de agua.
Según el estudio de esos seis parámetros, la carne de res y de cordero obtuvieron las peores calificaciones.
Y eso significa más fertilizantes, más pesticidas y más energía fósil para producir los forrajes que les sirven de alimento. De hecho, la industria de la carne consume una enorme porción de las cosechas del planeta (al menos 80 por ciento de toda la soya y más de la mitad de todo el maíz que se producen en el mundo, va a dar a los estómagos del ganado de carne).
volteretas del estiércol
El ganado bovino produce más excremento que cualquier otra especie. Una vaca típica puede arrojar 30 mil kilogramos de excrementos al año.
Asumiendo que cada uno de esos animales produce unos 285 kilogramos de carne, significa unos 90 kilogramos de estiércol por cada kilo de carne; mientras que los cerdos producen solamente 9 kilos de estiércol por cada kilogramo de carne. Y el excremento de los animales no solamente apesta, también libera al aire muchos contaminantes, entre ellos dióxido de carbano, amonia, óxido nitroso y metano.
El reporte de Naciones Unidas estima que el metano producido por los rumiantes representa el 37 por ciento de todas las emisiones de metano que resulta de la cría de animales.
Por otro lado, el estiércol puede echar a perder los mantos acuíferos, superficiales y subterráneos, debido a que las aguas de lluvia arrastran sus componentes a los cuerpos de agua más cercanos.
En contraste, el estiércol es un excelente abono para los campos de cultivo, lo cual compensa en parte su impacto negativo.
Sin embargo, si se trata de mucho estiércol, los campos agrícolas pueden terminar con más desperdicio del que el suelo puede procesar.
El estiércol de vaca es sobre todo un mejorador físico de los suelos (permite que el agua, el aire y las raíces, penetren mejor en la tierra), pero en grandes cantidades su contenido químico y sus gases pueden provocar toxicidad en las plantas cultivadas.
¿Qué se puede agregar?
De acuerdo con un estudio publicado el año pasado en la revista Environmental Science & Technology (Ciencia Ambiental y Tecnología), la producción de carne roja genera, en promedio, cuatro veces más emisiones de gases de efecto de invernadero que una cantidad equivalente de pollo o pescado, y genera más dióxido de carbono que cualquier otro grupo de alimentos.
La carne de cerdo es más ecológica que la de res y carnero. Por una razón: los cerdos no expelen metano de sus tractos digestivos. Y además se reproducen con más eficiencia que las reses.
Mientras que una vaca u oveja suele parir una sola cría al año, una cerda puede parir 20. Finalmente, los cerdos necesitan mucho menos tiempo para alcanzar su peso comercial.
Se requieren unos 8 kilogramos de alimento para producir un kilo de carne de puerco; pero se necesita el doble para producir un kilo de carne de res. Y en este sentido, las aves de corral y los huevos resultan lo mejor de todo, ya que son los que requieren de menos alimento por cada kilogramo de proteína producida.
Y producir pollo y huevo requiere de menos combustibles fosiles.
Producir una caloría de proteína de pollo requiere de 5.6 calorías de combustibles fósiles, comparado con 14 calorías de combustible por kilo de proteína de puerco, y 30 calorías de combustible por kilo de carne de res.
El problema es que, como se trata de la carne más ampliamente consumida, los pollos tienen un mayor impacto en el medio ambiente. La industria del pollo asado consume en Estados Unidos 240 mil megajoules de energía en un año, el equivalente a 42 millones de barriles de petróleo (mucho más petróleo del que consume un país pequeño, como Sri Lanka, para las necesidades de todos sus habitantes).
Otras aristas de la carne
El mejor indicador de la prosperidad de un país, es el consumo de carne. Por eso, ante el crecimiento de economías como la de China e India, se ha previsto que la producción mundial de carne se duplicará, de los 229 millones de toneladas en 2001 a 465 millones de toneladas en 2050, al tiempo que la producción lechera aumentará en ese periodo de 580 a mil millones de toneladas.
De hecho, el sector pecuario es el de más rápido crecimiento en el mundo en comparación con otros sectores agrícolas. Es el medio de subsistencia para mil 300 millones de personas y supone el 40 por ciento de la producción agrícola mundial.
Pero este rápido crecimiento tiene un precio muy elevado para el medio ambiente, tanto, que la ONU ha dicho que la producción pecuaria tendría que reducirse a la mitad, para impedir que la situación empeore.
Si se toma en cuenta la cantidad de tierra, que antes estaban de bosques, y que ahora se han dedicado a la cría de ganado, el sector ganadero es responsable del 10 por ciento de todo el CO2 procedente de las actividades humanas, pero además produce un elevado porcentaje de otros gases de invernadero, incluso más perjudiciales.
Por ejemplo, genera 65 por ciento del óxido nitroso de origen biológico, que tiene 300 veces más potencial de calentamiento global que el CO2 (la mayor parte de ese gas procede del estiércol animal).
Y el sector ganadero es también responsable de 37 por ciento de todo el metano producido por la actividad humana (23 veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes, y 64 por ciento del amoniaco, que contribuye de forma significativa a la llamada ‘lluvia ácida’.
El informe de FAO explica que la ganadería utiliza el 30 por ciento de la super-ficie terrestre del planeta, que en su mayor parte son pastizales, pero ocupa también un 33 por ciento de toda la superficie cultivable, destinada a producir forraje.
De hecho, la tala de bosques para producir pastos es una de las principales causas de la deforestación en Latinoamérica.
En fin, los animales para la producción de carne y leche requieren ya del 20 por ciento de toda la biomasa animal terrestre, lo que ha contribuido en gran medida a la pérdida de biodiversidad (flora y fauna) del planeta.
La producción de carne es señalada como una de las grandes fuentes de emisión de gases de invernadero, más que todos los trenes, aviones y automóviles del mundo juntos
Una enorme porción de las cosechas del planeta (80% de la soya y más de 50% del maíz) es consumida por el ganado de carne
De acuerdo con un reporte de Naciones Unidas, la industria del ganado no solamente usa más tierra que cualquier otra actividad humana, sino que es también una de las más contaminantes del agua y del aire.
Los otros factores
Según el estudio británico, las vacas, las ovejas y otros rumiantes terminaron viéndose muy mal, en parte debido a que comen mucho más, kilo por kilo, que sus hermanos de un solo estómago.
Cada vez se necesitan más fertilizantes, más pesticidas y más energía fósil para producir los forrajes que sirven de alimento a los animales de crianza.
De hecho, la industria de la carne consume una enorme porción de las cosechas del planeta (al menos 80 por ciento de toda la soya y más de la mitad de todo el maíz que se producen en el mundo, va a dar a los estómagos del ganado de carne).
La crianza de animales productores de carne demanda una enorme porción de las cosechas del planeta (80 por ciento de toda la soya y más de la mitad de todo el maíz que se producen en el mundo, va a dar a los estómagos del ganado de carne. La crianza de animales productores de carne demanda una enorme porción de las cosechas del planeta (80 por ciento de toda la soya y más de la mitad de todo el maíz que se producen en el mundo, va a dar a los estómagos del ganado de carne.
De la vida real
Los siete billones de animales de granja criados en Estados Unidos consumen seis veces la cantidad de cereales que consumiría la población de ese país.
Por cada kilogramo de proteína animal de alta calidad, los animales deben ser alimentados con seis kilos de proteínas vegetales.
La agricultura de EU consume 87 por ciento del agua producida cada año. Cada kilo de carne de res requiere 100 mil litros de agua.
Para producir un kilo de trigo, se necesitan tan solo 900 litros de agua.
Las papas son las menos sedientas: requieren 500 litros de agua por kilo de tubérculo.
Más de 300 millones de hectáreas de tierras de cultivo están dedicadas a la producción de granos y forraje para el ganado en EU (270 millones de hectáreas están sembradas de pastos y 30 millones de grano).
Cerca de 7 millones de toneladas de proteínas animales se producen cada año en EU, lo suficiente para proveer a cada estadounidense (hombres, mujeres y niños) de 75 gramos de proteína animal por día.
Si a esa cantidad le sumamos los 34 gramos diarios de proteínas vegetales disponibles en ese país, hacen un total de 109 gramos de proteína disponible por persona (la cantidad diaria recomendada de proteína para un adulto es de 60 gramos por día).
