La anunciación de un cambio
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Te platico: Si metes al micro una bolsa de palomitas instantáneas y al sacarlas son más los maíces que las palomitas, es hora de cambiar de micro. Si metes tu ropa a lavar y luego a secar y desatas un terremoto de 7 grados en la escala de Richter en el vecindario, es momento de cambiar de lavadora o de secadora o de ambas. Si pones en la licuadora un plátano con todo y cáscara y de pronto recibes una llamada del 911 pidiéndote que salgas de tu casa en friega porque no es un simulacro de incendio pues huele a quemado por todos lados, es que necesitas cambiar de licuadora o usar un molcajete. Si quieres hacer el amor y tu pareja te dice que le duele la cabeza o el estómago o los dos y de tanta insistencia ya estando a la mitad de eso de pronto reflexiona y te comenta que el techo como que ya necesita una buena pintadita, necesitas cambiar de pareja. Si las lámparas de la recámara empiezan a parpadear, no es un romántico juego de luces, es que necesitas cambiar de focos. Si eres candidato y solo respondes o atiendes los comentarios lisonjeros que los villamelones ponen en tu muro e ignoras a quienes te critican, es que tus electores deben cambiar de candidato o tú debes mandar al caño al que diciéndose "rey del internet" te aconseja o hace semejante estupidez. Si apenas comes, cenas, meriendas o desayunas, te ganan las ganas de ir al baño por la razón número dos, es que debes cambiar de alimentación o sustituir a tu intestinólogo delgado o grueso, flaco o gordo, por un gastroenterólogo o por un proctólogo para que te hagan en friega una colonoscopía y más si andas arriba de los 50. Si todos los días a las 4:40 de la madrugada mandas a los grupos de whatsapp en los que estás, un mensaje motivacional o promocional tuyo y nadie te pela, es hora de que tus electores cambien de candidato a la gubernatura o a la diputación o a la alcaldía por la que compites. Si cuando escribes te la bañas usando mayúsculas y para amolarla de acabar en negritas, es que necesitas un cambio urgente de lentes porque ya con los que traes ya no ves bien. Si crees que los morenos son de un color diferente a los del verde, blanco y rojo o a los de azul, es que eres daltónico o necesitas -otra vez- cambiar de lentes. Si cuando estornudas disparas como proyectiles los residuos de tu desayuno, comida, cena o merienda de hace tres días a pesar de traer cubre bocas, es que necesitas cambiar de cubre bocas o de perdido, lavarlo. Si les saliste a tus ex socios con la mamonería de que "opto por vivir" para escudar con eso tu incompetencia y desfachatez al tirar la chamba como las chachas, es que necesitas urgentemente un cambio de cerebro. Si vas en caída libre en tu campaña y no te das cuenta ni niguno de los estorbantes -que no ayudantes- que gravitan a tu alrededor te lo dice, necesitas cambiar de asesores y canjear a cada "general" que tienes por mínimo 10 cabos por cada uno. Si quieres ser gobernador y en la ciudad de la que eres alcalde no sincronizas dos semáforos, es que tus electores deben cambiar de candidato. Si eres alcalde o alcaldesa o diputado o diputada y te quieres reelegir pero no te conoce ni el perro de tu casa porque te ladra cada vez que llegas y mueve la cola y se mea de contento cada vez que te vas, es que los electores de tu municipio o de distrito deben cambiar de candidato. Si crees que poniéndote serio o no sonriente para las fotos de los panorámicos con los que tapizas a la ciudad o al estado o al distrito del cual quieres ser alcalde, gobernador o diputado, vas a inspirar confianza, es que tú debes cambiar de planeta porque el oxígeno que respiras quemó tus neuronas. Si te sabes de memoria el "estribillo de la promesa propagandística" buscando el voto del 6 de junio, tus electores deben cambiar de candidato y tú debes cambiar las promesas por propuestas medibles, cuantificables; plagadas de números, tiempos, lugares y fechas. CAJÓN DE SASTRE "Cambio y fuera", dice la irreverente de mi Gaby.