La armadura: superando retos que parecen imposibles
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Siguiendo el ejemplo de David contra Goliat, para vencer los infortunios se requiere la fe, la prudencia y la esperanza como armadura
La historia de David y Goliat es una de las más conocidas de la Biblia. Refiere el momento en que los filisteos estaban frente al ejército israelita y el temido Goliat, un soldado de tres metros de altura, retó a que saliera algún israelita a pelear, pero nadie se atrevió ya que, llenos de temor, todos se encontraban paralizados, excepto David, un pequeño pastor.
Así lo narra la Biblia: “Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.
Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
Entonces dijo David al filisteo: tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. (Samuel 17:1-54).
Este pasaje suele ser utilizado para ejemplificar el poder de la fe, la cual nos hace más seguros y fuertes, también de cómo las aparentes fortalezas se pueden transformar en debilidades y la manera en que supuestas impotencias pueden convertirse en los mejores ímpetus para salir victoriosos ante las dificultades; es decir, que un desaventajado puede derrotar a un poderoso titán.
Desde luego, el relato también apoya el hecho de que no hay enemigo pequeño y cómo la soberbia y la arrogancia son disidentes íntimos que, silenciosamente, puede aproximar a las personas –y empresas- a los peores desastres.
Tal vez por eso, las personas que más posibilidades tienen de salir adelante en la vida, en muchas ocasiones, son las que no avanzan, pues los recursos suelen nublar y entorpecer el crecimiento, mientras que aquellos seres humanos que aparentemente son débiles suelen sorprender a propios y extraños, pues lo trascedente no reside en lo que se tiene, sino en eso que se hace con lo que se posee. Y es la fe lo que estas sorprendentes personas ostentan.
VULNERABILIDAD
La historia también hace patente la importancia de las estrategias para enfrentarse a las contrariedades existenciales. En este caso, Goliat, conociendo su ventaja, buscaba una confrontación directa, pero David tenía una estrategia distinta: utilizar su agilidad para enfrentarse al filisteo, ubicándose a una distancia que le permitiera utilizar su honda para golpear a Goliat, precisamente en un lugar vulnerable, en un espacio descubierto del gigante.
David fue más inteligente, él definió una lucha sin contacto, sin largos periodos de combate: su debilidad fue su fortaleza. David no pretendió utilizar la fuerza, ni el contacto físico que era la forma de combate donde Goliat era un experto. Esto hubiera sido un suicidio.
Es así como, generalmente, entendemos esta historia bíblica.
Pero, ¿en verdad David era el débil, el indefenso?
OTRA PROPUESTA
Malcolm Gladwell comparte una interpretación de esta confrontación, muy diferente a la conocida (http://www.youtube.com/watch?v=ziGD7vQOwl8] ).
Malcolm explica que ningún ejército podía atacar, porque para ello tenía que bajar al valle para subir al otro lado, lo cual significaría perder. Ambos ejércitos se incitaron a que el otro fuera quien atacara. Al fracasar esta estrategia los filisteos enviaron a Goliat.
Pero, según Gladwell, David no era tan débil como se piensa, pues bien podía ser considerado un soldado de honda, que era una arma muy peligrosa y, además, David poseía una enrome destreza en su uso, ya que podría acertar a pájaros en movimiento o, bien, a una cabeza a más de 180 metros de distancia.
Por otro lado, Goliat no era tan fuerte como se piensa, ya que en el relato hay evidencias que tenía acromegalia y lo significativo, para este caso, es que este padecimiento afecta a la visión, lo cual hacía que Goliat fuese medio ciego (el relato es claro: tuvo que ser guiado por un escudero joven. Además dijo que David venía a él con “palos” cuando en realidad traía sólo uno).
Bajo esta perspectiva era Goliat el que tenía todo para perder y no David ¡Vaya enfoque! Pero se queda corto.
SIN EMBARGO…
Lo más significativo de la historia –que desdeña Malcolm- es que, en todo caso, David no sabía de la condición de Goliat, pero lo que si sabía es que él solamente era el emisario de Dios y que, ante esta tarea, tenía su total confianza y fe en su Señor, para quien no hay imposibles, la evidencia es clara: “yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado”, este es el espíritu de la narración.
En estos tiempos en que el ateísmo pulula, bien podríamos pensar que cuando Dios no está presente se necesita conocer a Goliat (en contra de eso que se lucha), y aun así es posible caer en el abismo de la desesperación; pero, cuando Dios es una presencia diaria con eso basta, pues sólo se requiere a Dios “que obra, actúa y habla a través de las persona” y una fe a toda prueba para vencer las circunstancias adversas que presenta la vida.
EL ESPACIO
La fe es la savia de los verbos: aceptar, dar, creer, crear, crecer, guiar, dirigir, levantar (se), arriesgar, emprender, ver, confiar, buscar y caminar.
En el espacio de la fe, la prudencia florece haciendo que los Goliats dejan de ser tan imponentes como aparentan.
En algo Malcolm tiene razón: “los gigantes no son tan fuertes y poderosos como parecen, y a veces el cuidador de ovejas tiene una honda en su bolsillo”.
Con la fe puesta en Dios, podemos ver los retos, los obstáculos y las adversidades con una nueva mirada. Tal como el “pequeño” David lo hizo ante Goliat.
Para vencer los infortunios se requiere la fe, la prudencia y la esperanza como armadura.
cgutierrez@tec.mx
Tec de Monterrey Campus Saltillo
Programa Emprendedor