La cruda del Buen Fin
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Un hombre duerme sobre una plancha de cemento. Su rostro está babeado. Una de sus piernas toca el piso. Sus brazos posan sobre su voluminoso estómago. Está despeinado; sus ropas manchadas de mal oliente vómito. Tiene desfajado el cinturón de su pantalón y su bragueta está con el cierre abajo. Su celular sin saldo y su cartera están en el piso. Todo él hiede a alcohol consumista.
¿Qué sueña? En hacerse un tatuaje con el logo del Buen Fin a la altura de su corazón. Aunque la irreverente de su hija de 18 años -mezcla Emo y Anarquista- le susurra al oído: “no papi, mejor háztelo en las dos nalgas, porque tu trabajo sentado tras tu escritorio pagarán lo que gastaste este Buen Fin”.
De golpe, se traslada a otro sueño: Imagina que Coppel, Del Sol, Suburbia, Wal Mart y Cimaco se unen para hacer una rifa “al buen cliente” con un premio: condonarle lo gastado en el Buen Fin. “¡Qué nervios! dice para sí mismo, ojalá y gane. Pues sin decirle a mi esposa, saqué 45 mil pesos de mi Afore y no tengo dinero para regresárselo al banco”. Suena su teléfono y una voz le dice: “Buen día, le llamo de parte de las tiendas convocantes al premio ‘al buen cliente’, para hacerle saber que usted fue…” La llamada se corta. Empieza a sudar frío con palpitaciones. Desesperado, regresa la llamada: pero una voz le responde “número telefónico fuera del área de servicio”. Empieza a sollozar dormido.
De repente, entre música de feria, aparecen sus familiares en un carrusel montados sobre pegasos y unicornios. Con ojos cerrados, su esposa abraza su licuadora nueva, su plancha para alisarse el pelo y su vale para una sala; su hija, la Emo Anarquista, no deja de textear en su nuevo celular Samsung con sus nuevas botas militares negras puestas; sus 2 hijos sonrientes cargan la nueva pantalla curva 4K Ultra HD Smart RCA. La música y el carrusel no paran de dar vueltas.
En ese momento, siente que empieza a caer en un hoyo negro; mientras suena esta frase: “cuando menos es el individuo, y cuanto menos expresa su vida, tanto más tiene y más enajenada es su vida”.
@Canekvin