La enseñanza en la era del COVID-19
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó que los cierres a nivel nacional fueron obligatorios en 192 países, lo que provocó cambios acentuados en las formas de enseñanza de aproximadamente mil 580 millones de estudiantes y de más de 63 millones de maestros de educación básica
La propagación mundial de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) nos confrontó con situaciones impredecibles y disruptivas que impactaron en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y el sector educativo no fue la excepción, pues la escolarización presencial se convirtió en una amenaza para todos los involucrados reemplazándose inmediatamente por la instrucción en línea mediante diferentes plataformas digitales.
En el ámbito global, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó que los cierres a nivel nacional fueron obligatorios en 192 países, lo que provocó cambios acentuados en las formas de enseñanza de aproximadamente mil 580 millones de estudiantes y de más de 63 millones de maestros de educación básica (sin contar media superior y superior).
En México se interrumpió la instrucción presencial de 25.5 millones de alumnos en educación básica (preescolar, primaria y secundaria), 5.2 millones en media superior (bachillerato) y 3.9 millones en educación superior (licenciatura y posgrado), así como el trabajo de 1.2 millones de maestros de educación básica, 418 mil 893 de educación media superior y 414 mil 408 de educación superior, según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
A pesar de que el panorama parece incierto, el COVID-19 transformó sustancialmente los métodos de enseñanza-aprendizaje y es evidente que alterará la pedagogía pospandémica. Por un lado, el aprendizaje combinado aumentará dramáticamente, pues los beneficios de la educación a distancia vendrán después de que los profesores y estudiantes regresen a las clases presenciales. La instrucción virtual nos hará comprender que las plataformas digitales son complementos y no sustitutos en la formación de los estudiantes.
Por otra parte, las soluciones de aprendizaje a distancia serán una prioridad estratégica, pues entenderemos que no sólo son una fuente potencial de recursos económicos sino herramientas adicionales de continuidad académica, por lo que la gestión de la educación en línea se integrará en las estructuras y procesos de liderazgo académico ya existentes.
No obstante, la lección más importante para el sector educativo es que el aprendizaje remoto es sólo un pequeño experimento en el largo viaje de la enseñanza. Por lo que seguiremos haciendo frente a los retos que nos impuso la actual pandemia, pues no queda más que ser creativos en la implementación de estrategias basadas en la tecnología como alternativas al aula tradicional.
Jonathan Flores Pérez
Profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila
Twitter: @floperJonathan