La herida que no cierra
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Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, una fecha que simplemente no debería de existir. Así lo expresa la señora Lucy López, integrante del colectivo “Voz que clama justicia por personas desaparecidas”. Ella busca a su hija Irma Claribel Lamas –o Clari, como cariñosamente la llama– desde hace 11 años. La noche del 13 de agosto del ya lejano 2008 fue la última vez que la vio; después supo que se fue con otras personas a Saltillo a un concierto de Caifanes y, a partir de ahí, el silencio.
Por un lado está el dolor, el sentimiento de pérdida, por otro la inacción de las autoridades. Pero en otro flanco está la indolencia y la poca solidaridad de la ciudadanía. “La gente no siente suyo este dolor y por lo mismo no se involucra”, lamenta Lucy. Incluso, relata que durante algunas marchas y actos públicos han recibido insultos de la propia sociedad, les piden que dejen de buscar, que no pierdan el tiempo y que no entorpezcan el tráfico con mítines que no van a solucionar nada. Pero ella sabe, en el fondo, que la lucha no es en vano. Si no fuera porque las familias, sobre todo las madres de los desaparecidos, han caminado, tocado puertas y se han enfrentado a escollos burocráticos y situaciones de peligro, el flagelo de la desaparición forzada estaría todavía más desatendido de lo que se encuentra.
Y es que en México no existe ni siquiera un diagnóstico claro de este fenómeno. Los últimos datos oficiales los proporcionó hace unos meses el Gobierno Federal, cuando expuso que desde 2006 la cifra de personas desaparecidas ronda las 40 mil 160, además de que existen por lo menos mil fosas clandestinas y 26 mil cuerpos sin identificar. Sin embargo, diversos colectivos y activistas de derechos humanos estiman que si se considera la cifra negra y se suman desapariciones de migrantes, la cifra se podría elevar a por lo menos 200 mil desaparecidos en todo el territorio nacional.
En Coahuila existen abiertas 2 mil 125 carpetas de investigación por desaparición de personas, pero sólo 45 corresponden al delito de desaparición forzada. Según datos de la Fiscalía del estado, durante 2018 y lo que va de 2019 hubo 348 reportes de personas desaparecidas, de las que 144 fueron localizadas con vida, 25 sin vida y 179 aún no han sido encontradas.
Y aunque desde el Gobierno Federal se anunció la consigna de no más simulaciones en el tema de los desaparecidos y que la Comisión Nacional de Búsqueda está integrando estrategias regionales involucrando colectivos, la señora Lucy considera que mientras la sociedad no se involucre, ninguna acción será suficiente. Y para ilustrarlo relató el caso de una chica cuyo cuerpo fue abandonado en un punto carretero cerca de Torreón y que, por miedo, los habitantes de un poblado vecino nunca reportaron. El cuerpo se fue descomponiendo hasta convertirse en una osamenta que durante muchos meses fue parte del paisaje; la lluvia y el viento la dispersaron hasta que se confundió en el cauce de un arroyo cercano y se perdió, posiblemente para siempre. Ese cuerpo sin identidad es una muestra más, entre miles, de cómo el miedo ciudadano y la inacción de las autoridades le han abierto paso a la impunidad.
Este 30 de agosto se conmemora otro Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Uno más. Y este fenómeno es todavía una herida abierta que sangra entre las muchas heridas que sufre este país.
@manuserrato