La hora del recreo
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“¿Qué es lo que más te gusta del colegio?”. La respuesta de un grupo de niños que rondan entre los nueve y diez años a la pregunta fue, hace unos días, sin sonrojarse de pena por no cumplir con la expectativa de los adultos, “La hora del recreo”. Y todavía más: “Si yo fuera Presidente, pondría la mitad de horas de clase y la mitad (o más de la mitad, recapacita uno de ellos), de horas de recreo.
El fotógrafo keniata James Mollison tuvo la idea de retratar en meses pasados varios patios de recreo de escuelas en países como Rusia, Estados Unidos, Japón, Sierra Leona, Israel y Noruega. Él pensó en que sus mejores recuerdos procedían de la época en que estaba en el colegio y, específicamente, en el patio donde transcurría el recreo.
El momento para reposar, el de sacar la energía acumulada de horas y horas sentado en el aula, de expresarse como lo que son: niños. Y las condiciones en que ello ocurre, las que retrata Mollison, llaman la atención. Si Albert Camus apuntaba que para conocer una ciudad habría que ver cómo se ama en ella, cómo se vive y cómo se muere, en la segunda de estas categorías podríamos situar la descripción de una comunidad de acuerdo a cuadros como el que ofrecen sus niños en las escuelas.
Del conjunto de fotografías de Mollison destacan similitudes, pero también abismales diferencias. Una gran mayoría bajo un sol abrasador, niños y jóvenes en actitud de juegos deportivos: muchos de ellos futbol o simplemente persiguiéndose unos a otros. Lo dramáticamente distinto lo constituyen las condiciones en que se desarrollan esos juegos y la ropa con la que están ataviados los niños. En el Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Noruega, las áreas de recreo están diseñadas especialmente para el propósito. Reino Unido y Japón muestran escenarios donde pareciera haber sido trazado con escuadra cada milímetro del espacio. La foto de Noruega, en cambio, ofrece a los pequeños terrenos al aire libre, pero también donde se vuelve obvia la búsqueda de un entorno armónico, agradable.
En cambio, en las escuelas de Nairobi y Sierra Leona los pequeños disponen de lugares donde el hacinamiento y las pésimas condiciones de higiene y de infraestructura saltan a la vista. Niños y jóvenes pasan sus momentos de receso en medio de chabolas, en terrenos polvorientos y charcos en medio de todo ello.
James Mollison reflexionó en torno a su trabajo que, pese a la enorme disparidad entre unos y otros centros escolares, es mucha la similitud en el comportamiento de los niños y los juegos que practican.
¿A qué nos invita a reflexionar este trabajo de Mollison? Fotografías que son producto de una mente curiosa e interesada. El colocarnos de frente a las condiciones en que los niños realizan una de las actividades que también los forma, es pensar en lo que puede hacerse por ellos no en el futuro, sino en este presente.
Si en las manos de quienes esto ocupe, se preocupan por mejorar las condiciones en que los niños pueden desarrollar mejor sus horas libres, mucho se puede hacer por ellos.
Hace unos días, reflexionando un estudiante de Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila en relación a la falta de incentivos artísticos en las escuelas primarias, apuntaba que en este momento de la vida de los niños es cuando se puede desarrollar en ellos no solo habilidades manuales o artísticas, sino hacer que el arte forme para siempre parte de su vida. “En el Kínder se promueve mucho la creatividad. Llegan a Primaria, y es lo primero que se coarta”, explicaba Tony Magallán.
Es hora, creo, de pensar un poco más en estos niños. Su mundo es de fantasía. Es justo que sigan viviendo un mundo imaginario mientras su edad así se los permita. Dejémosles soñar. Dejémosles ser lo felices que se merecen por ser nada más, pero tampoco nada menos, que niños.
Estatura: 1.35
Y refiriéndonos a los niños. En España, a partir del 1 de octubre, no se permitirá a menores de 1.35 metros de estatura viajar en el asiento delantero del auto, excepto en casos muy especiales.
Sería muy bueno que en nuestra ciudad se aplicaran las medidas necesarias en este aspecto, a fin de seguir con la misma línea de éxito que llevan las reglamentaciones de reducción de velocidad y por ende de protección de los mismos ciudadanos.