La idéntica dignidad

El concepto de dignidad de la persona puede abordarse desde varias perspectivas a saber,  la político-social, la teológica, la ontológica y la ética. La referencia obligada sobre el concepto, se encuentra en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres; donde Emanuel Kant desde el principio de autonomía, argumenta sobre el concepto de dignidad humana diciendo que (…) todo ser racional, existe como sí en sí mismo, no meramente como medio para el uso o discreción de esta o aquella voluntad, sino que tiene que ser considerado en todas sus acciones, tanto en las dirigidas a sí mismo como también en las dirigidas a otros seres racionales siempre a la vez como fin.

Por eso cuando usa a las personas para conseguir ganancias cualquiera que estás sean, se va contra su dignidad pues la misma exige, como afirma Adela Cortina en su libro Justicia Cordial, la no instrumentalización de las personas. En ese sentido, la dignidad es desde la identidad de cada ser humano, el punto de partida donde cada uno se duele, tanto de sí mismo, como del otro. Porque sin duda, la dignidad, como lo afirma Roberto Adorno en Bioética y dignidad de la persona, es inherente al ser humano y genera un deber de respeto hacia él. Dicho respeto es una consecuencia de la dignidad. Por ello, confundir ambas nociones sería tanto como confundir la causa con el efecto.

Por eso, no se puede bajo ningún motivo ir contra el otro, porque el otro como tú tiene los mismos derechos. Derecho a la vida, a la libertad, a la educación, a escoger el oficio que quiera, a asociarnos para exigir nuestros derechos, a solicitar a la autoridad información en cualquier área, a profesar cualquier religión, a pensar lo que consideremos, a no ser molestados en nuestros domicilios, a un debido proceso ante los tribunales, a no sufrir torturas, el derecho de libre tránsito y por supuesto el derecho a migrara saliendo o regresando a nuestro país de origen en el momento en el que así lo requiramos; en fin, todo lo que la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos suscribe de los artículos del 1 al 30.

Estos artículos nos llevan a la conclusión de que la persona es el centro de todos los valores que lo circundan, por eso la dignidad de la persona es universal e inviolable. Todo ser humano recién nacido o anciano, pobre o rico, posee esta dignidad, por el solo hecho de ser persona. Por modesta que sea su situación social o color de piel, la igualdad radica en el origen, el destino y fin de cada persona y la libertad es una consecuencia.

La dignidad, por tanto, siguiendo la idea de Kant, es invaluable, no tiene precio. Es un fin en sí mismo. No es un derecho del hombre propiamente sino el fundamento de los derechos del hombre, por tanto, hablar de una vida digna o una vida plena es hablar de un tema que es connatural al hombre por ser quien es.

En el pensamiento kantiano que es la base del pensamiento occidental tratándose de este tema, la dignidad coloca a las personas por encima de todo el resto de seres vivos y de las dimensiones humanas; y existe esta cualidad de supremacía en ellos, por ser los únicos que poseen la capacidad real de trascender al determinismo natural y las reglas normales de la causalidad. Ni la política, ni la economía, ni ninguna otra dimensión humana estarán bajo ningún motivo por encima de la persona.

En síntesis, porque las personas son dignas pueden elegir un plan de vida y determinarse por él. De esta forma se da en automático el derecho de la igualdad y por tanto debe garantizarse un mínimo de equidad y de oportunidades para todos. La obligación del Estado frente a ese ámbito de protección de la dignidad, será crear condiciones de vida digna y velar por su consecución.

Si el Estado, como garante del bien común, no garantiza una vida digna para las personas, es deber del ciudadano exigir que esos derechos se consoliden. Es un deber del estado, respetar y proteger los derechos de los seres humanos que son parte de su territorialidad, dado que en esencia el estado debe de estar al servicio de la persona; por una razón muy simple, el ser humano tiene fines propios que cumplir.

El Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos afirma que (…) En México, todo individuo gozará de las garantías que le otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, si no en los casos y con las condiciones que ella misma establece. Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

La dignidad humana, como se lee en las últimas líneas del párrafo anterior será la base y el soporte de los subsecuentes artículos que conforman la Constitución. La ubicación de la expresión “dignidad de la persona”, en el artículo primero donde son reconocidas las garantías individuales enfatiza lo importante que es para el constituyente el concepto analizado, si no fuera así no se entendería de ninguna forma la referencia a la igualdad de los seres humanos en territorio nacional, por ejemplo a recibir educación, salud y por supuesto a la oportunidad no solamente de un salario mínimo, sino de un salario equitativo que refleje la práctica de esta igualdad jurídica.

El tema de la dignidad humana y por consecuencia de los derechos humanos de todos los seres humanos se encuentra enmarcado en la famosa regla de oro que dice “lo que no quieras que hagan contigo, no lo hagas a los demás”. No se requiere creer en Dios, en cualquiera de sus múltiples acepciones. Simplemente se trata de cumplir con una norma que si lo quieren ver de otro modo, hasta nos conviene cumplir. Muchos no estamos capacitados para la virtud, basta con que respetemos a los otros, eso es más que suficiente. Las relaciones humanas que se han complicado tanto se fincan en el respeto al otro. No lo olvides, así como el otro, tú también quieres realizarte. La simplicidad de las relaciones humanas se finca en el respeto al otro. Así como tú y como yo, los otros también quieren realizarse.

Migrantes, indígenas, hermanos de cualquier raza, credo o forma de pensar diferente a la nuestra todos tenemos una idéntica dignidad.