La influencia de la herencia, del entorno y de la cultura
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Históricamente la psicología buscó dar respuesta a la pregunta ¿Qué influye más en la construcción y en el desarrollo de la personalidad humana, la herencia o él ambiente? Por supuesto, es el individuo el único responsable de lo que realiza, pero que le condiciona más ¿el entorno o los genes? Aunque la discusión parece ser parte de la polémica del siglo pasado, la disyuntiva sigue presente.
El tema de la herencia ésta presente siempre en las personas. Hay quienes hablan de una pre-disposición en la forma de actuar, de ser, sentir, carácter, salud o temperamento, entre otras cosas. Seguro que ya ésta pensando en algunas cosas. Hay estudios que comprueban que una buena parte de nuestra personalidad la determina los genes de nuestros padres.
Galton, Lorenz y otros grandes científicos afirman que hay una cierta predisposición genética. En últimos tiempos, hay estudios que afirman que hay un buen porcentaje –35%- de nuestra personalidad influenciada por la herencia. Hay otros que se han hecho sobre el coeficiente intelectual (CI) que dicen, heredamos el 50% de nuestra capacidad de entender el mundo a nuestros hijos. En cuanto al carácter, hay un nivel del 40%. Usted ¿Qué dice?
En cuanto al entorno, lo hemos oído como lugar común, nos condiciona. Lo que pasó en relación con tus padres cuando estabas en gestación, el lugar y el ambiente donde vives, las personas con las que pasas el tiempo, las escuelas a dónde vas, la religión que prácticas, los medios de comunicación que frecuentas, la ideología política que te circunda, la idea de sociedad que tienes, el nivel de vida del que participas, en fin, nos pre-determina. Watson y Skinnner, siempre priorizaron el entorno y las costumbres como algo determinante en el individuo.
En tiempos recientes, se llegó a la conclusión que es la información genética y el entorno quienes influyen en nuestros comportamientos y decisiones, en el desarrollo humano, en la personalidad y en la conducta.
Todo esto por una razón. Los últimos y cada vez más frecuentes acontecimientos que hemos vivido en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra ciudad. Homicidios en escuelas, suicidios recurrentes, niños sumados a las autodefensas, violencia entre jóvenes, jóvenes que participan en cárteles, bullying, sexting, acoso sexual de maestros a alumnos (as) y otras muchas taras sociales que siguen y seguirán, mientras no trabajemos el tema del entorno y su mejora. Mientras no trabajemos el tema de la educación en el carácter.
El juicio moral ésta de más. El problema es que ya no hay vuelta y no se puede modificar absolutamente nada. Lo que sí, es que no podemos permitirnos como sociedad y como seres humanos seguir con esta dinámica ¿O considera usted que vamos en caída libre y estamos condenados a la involución? ¿O de plano no es posible? La pregunta es ¿Qué podríamos hacer al respecto de nuestra genética inmodificable? O bien ¿Qué podríamos hacer para mejorar nuestros ambientes?
Es importante por tanto tener en cuenta lo que ya comentábamos, en concreto, que hay una predeterminación de coeficiente intelectual muy marcada, una buena carga genética en el tema de la personalidad y una buena cantidad de genes que determinan el carácter. ¿Qué podemos hacer?
En principio con temas de la sangre poco, pero no con temas de educación en el carácter. Dice Thomas Likona, que en nuestra vida lo pertinente sería que tomáramos decisiones basados en principios, eso nos aseguraría y nos haría más seguro el futuro, porque cada que decidimos algo nos estamos jugando la vida y que la moral del carácter consiste en la práctica de virtudes como la honestidad, el respeto, la justicia y la caridad que nos permiten comportarnos éticamente y ser mejores en nuestros roles como ciudadanos.
De una cosa estoy seguro. Dificulto que haya un gen de la violencia, de la corrupción, de la tropelía, del abuso que no se puede evadir y si estoy de acuerdo en que los ambientes sanos, donde lo primordial sea el respeto por ejemplo entre los esposos, de padres a hijos, entre hermanos, en el dar la vida por el otro nos dará la posibilidad de erradicar todo lo que en últimos tiempos hemos vivido y nos asombra, aunque nosotros mismos lo vivenciamos en lo cotidiano.
Lo otro es la cultura, que parte de la promoción del hombre a través de la lectura, las bellas artes, el cuidado del medio-ambiente, el vivir en la medianía y el no entronizar al dinero como lo básico y fundamental. Las personas no somos, ni nacimos malas por naturaleza. Nos volvió locos el deseo de poseer y no de ser y con esto aparecieron todos los grandes vicios y malas costumbres de las que hoy nos quejamos.
fjesusb@tec.mx