La invulnerabilidad de AMLO
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Dicho sea sin ánimos de compararme con uno de los líderes de opinión de mayor credibilidad que en este País tenía que ser un payaso, pero mucho me precio de compartir la postura que en lo periodístico tiene, mantiene y sostiene el señor Víctor “Brozo” Trujillo.
Es más, me enorgullezco de que, toda proporción guardada (proporción en una escala de 1: un millón), el celebérrimo Payaso Tenebroso y este aprendiz de saltimbanqui recibamos muchas veces el mismo hate cibernético desde los extremos más opuestos de la pasión política nacional.
Y es que una cosa es el haber tratado siempre de ser un crítico acérrimo de la hegemonía tricolor y otra muy, muy, muy diferente que nomás por eso haya uno fungido como portavoz de la ultraderecha más mocha y conservadora. Y pos no.
Tal vez se apoyó a la oferta política albiazul, no por razones ideológicas básicas, sino porque tuvo posibilidades reales de resquebrajar aquella hegemonía revolucionaria e incluso de hacerla desaparecer.
Pero una vez que la derecha echó por el caño dicha oportunidad (e incluso traicionó la confianza depositada), al tiempo que la izquierda ganaba una mejor posición para darle una patada de bote y/o exilio al Grupo de Atlacomulco, pues es natural que las ansias de cambio de régimen nos inclinasen con el candidato con mayor ventaja (no había más en la oferta electoral; el que mencione al Bronco o a MAZA-FECAL como opciones se gana una pamba transexenal).
Pero otra vez: el haber asumido una postura en época de elecciones no lo convierte a uno en Attolini, en Lord Molécula, en Paco Ignacio “selasmetimosdoblada.com” Taibo, ni en becario nini de la 4T.
Todo lo anterior para desazón tanto de panuchos y morenistas, que al parecer no entienden cómo se puede vivir retirado de su fundamentalismo partidista y consideran a cualquiera que se aleje de estos un auténtico traidor, hacia ellos y para la Patria.
Así que, como ya le decía, de un tiempo para acá el fuego viene de tres frentes distintos: la derecha, que no nos perdona el no haber votado por ésta; la 4T, que no entiende cómo osamos cuestionar al incuestionable, al inmaculado, al impoluto Redentor de Macuspana; y los tricolores, pero hasta eso, ellos han sido siempre los menos intensos (como que saben que recibir diatribas y mentadas es parte de su oficio) y ahorita como quiera siguen muy ocupados en rehabilitación después de haber sido atropellados por un tren hace año y medio.
AMLO acaba de realizar una de sus anodinas visitas a nuestro terruño, sin que nos cuatritransforme ni nos resuelva absolutamente nada, porque eso es lo suyo, la gira proselitista y dictar la agenda mediática desde las mañaneras, tan pachón y tan campante, sin que nada ni nadie perturbe su presidencial ensoñación. ¿Cómo es ello posible?
Para intentar responderlo, voy a tratar de bajar los argumentos del ínclito payaso al que venimos ponderando desde las primeras líneas de este texto:
Sucede que al día de hoy el Presidente no afronta mayor oposición que la de los memes de sus malquerientes. Pero en lo político, en efecto, la oposición es materialmente inexistente.
Así que AMLO se da el lujo de reinventar al País todos los días desde su madrugadora palestra: Contesta lo que quiere, hace como que dice, responde cualquier ambigüedad y coloca cualquier tema baboso en la opinión pública.
Mientras que la oposición, o quienes deberían ser la oposición, carecen de una narrativa con la cual carear los dichos del Presidente.
Pasa una cosa y me amparo en el decir de Brozo para adherirme: que Andrés Manuel López Obrador no es ratero (“que gobierne de la chingada es otra cosa”), pero ratero no es y ello le da la superioridad moral de hacer y deshacer a su antojo sin que nadie lo pueda increpar o interpelar.
Y es que la que hoy es “oposición” ya fue gobierno y si no se meten duro y de frente con el Presidente es porque tal vez le tienen miedo a algo llamado Unidad de Inteligencia Financiera que, en cumplimiento de su deber y como no queriendo la cosa, podría sacarles algunos cadáveres del armario, y por eso mejor hoy son pura oposición de palo.
Pongamos por ejemplo el Insabi, que está armado a todas luces con las patas (desde el chingado nombre “…Salud para el Bienestar”, pos ni modo que “Para sentirse del cocol”).
En vez de encontrar oposición o cuestionamientos, AMLO se sacó la foto con todos los Gobernadores del PRI (sí, incluyendo a nuestro apolíneo mandatario, Miguel Riquelme), todos respaldando este proyecto de nuestro Presidente.
Que el avión presidencial, que la barbacoa, que la llanta ponchada… cualquier nimiedad, por más trivial, se vuelve la pelotita de estambre con que se entretiene el gato del descontento popular. ¡El nieto! ¡Hágame el favor! ¡Como si de verdad esos asuntos pertenecieran al fuero público!
Habiendo tantas cosas que se están haciendo al más puro y poblano chilazo, estando la economía, la salud y la seguridad en juego es hasta irresponsable distraernos con aquellos buscapiés.
El Insabi, el Poder Judicial, el INE, Bartlett, Peña Nieto… ¡Esos son los temas!
Abro cita textual de Brozo con advertencia para que no se me desmayen mis lectores y lectoras de ascético hablar y decoro riguroso: “Para quienes quieren ser opositores, no se vayan con esa mmd@s”.
Y dice bien el payaso, porque dejarse llevar por aquellos señuelos, curricanes de la opinión pública, es exhibir una madurez política de cinco años, o bien, no tener voluntad de ser verdadera oposición porque quizás AMLO sí les gana en estatura moral y los tiene pescados de una larga cola.
Está bien que cuestionemos a AMLO, por supuesto, pero también es necesario que increpemos a quienes deberían conformar una real oposición, una que cuestionara al Presidente más y mejor.
petatiux@hotmail.com facebook.com/enrique.abasolo