La Lectura
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A mi juicio el placer de la lectura no tiene igual. Ya sea leer de manera convencional con un libro delante de sí, o leer un libro por un medio electrónico, la lectura permite adentrarnos a mundos distintos, siempre enriquecedores.
Pero la lectura no puede ser forzada, debe ser como ese primer viaje en bicicleta en el que lúdicamente aprendemos un nuevo lenguaje corporal que permanece inalterable con los años, ya que nunca se olvida lo aprendido.
Cuando se lee inicia un proceso de encantamiento en el que se amalgama la experiencia de vida de quien practica la lectura y la experiencia de quien escribe. El lector es coautor porque reinterpreta y comunica a su alrededor los hallazgos de los textos leídos.
En México la lectura no es un ejercicio común, más bien cada vez más escasean los lectores y eso es algo que se debe revertir. Beatriz Gutiérrez Müller tiene interés en que los mexicanos de las nuevas generaciones lean de manera cotidiana, por ello la Comisión de Memoria Histórica del Gobierno de México se encuentra desarrollando un ambicioso programa que tendrá su epicentro en espacios barriales con indicadores de marginación.
¿Para qué promover la lectura en las personas que no tienen ese hábito? La elección de colonias populares por parte de los organizadores de este programa contesta esta pregunta: hay que dirigirse hacia la gente que no ha disfrutado de los beneficios de la lectura. El mercado meta es ese.
Para enriquecer colateralmente el programa inspirado en las crónicas juveniles de quienes vivan en lugares de marginación orientadas por profesionales de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas (ANACCIM), el muralista mexicano Ariosto Otero Reyes guiará la creación de murales que apoyen la recuperación del sentido de identidad y pertenencia de los habitantes de esos lugares, que bien puedan ser comunidades rurales, periurbanas o colonias populares en ciudades.
Estos murales serán realizados con la técnica de los aztecas y mayas, y su propósito será poner en valor a la paz para la reconciliación.
La lectura y la producción de murales parecen absurdos e innecesarios en un tiempo en el masacran a familias, como la de los LeBaron o asesinan a la gran etnóloga Raquel Padilla, todo esto en el estado de Sonora; pero precisamente una hipótesis que he tenido desde hace mucho tiempo es que difícilmente aquella niña o niño o joven que se involucra con la lectura y con el arte, llega a delinquir, por ello un programa como el que se pretende implementar, es de la mayor importancia por su carácter preventivo.
“Los muros de la lectura” es un programa que requiere del apoyo de la sociedad civil y de los empresarios, por ello se espera que la cementera más emblemática de México participe con la aportación de los insumos, así como también se espera que la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, a través de sus delegaciones y fundación, beque a los jóvenes elegidos por su talento en los lugares marginales y que serán los aprendices del maestro Otero para multiplicar luego, con otros jóvenes, el conocimiento adquirido.
Este programa se hará de la mano de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) y de la Secretaría de Turismo. Espero que no sólo se atienda el sur y sureste del País. En el norte de México también es urgente una revitalización de la lectura. Alejandro Medina