La masacre en el Álamo

Es la Selección que siempre que tiene que ganar, pierde. La que cuando más ilusión hay, castiga con una decepción brutal. Una maldita noche para los defensores mexicanos Carlos Salcedo y Néstor Araujo, quienes muestran lo lejano que están para ser parte del equipo nacional.

Lionel Scaloni es un hombre inteligente. Descifró las debilidades históricas del futbol mexicano, las explotó y lo destrozó. Simple, esperarlos en su campo, jugar al contraataque y, con la capacidad para definir de los argentinos, aprovechar el error y acabar con el rival. Así le han jugado muchos equipos a la Selección y les resulta. Deficiencias brutales que hacen ver al rival como aplanadora.

Debo reconocer que, antes de este partido, fui de los que creía que la Selección no tendría problemas para quitarse la racha negativa contra Argentina. Al ver el plantel que viajó a Estados Unidos, no se podría esperar lo que ayer se vio en el Alamodome, una de las noches más vergonzosas del futbol mexicano. No hubo formas, ni resultado, ni nada.

Es un golpe de realidad. Un equipo que, sin carácter, se fue al abismo y la etiqueta de favorito le volvió a pesar. No asumen su responsabilidad y parecen incómodos; hasta se sienten menos cuando ven playeras como la argentina.

Desaparecieron, como lo hicieron cuando Chile ganó 0-7 a Juan Carlos Osorio. Curiosamente, la primera derrota del entrenador colombiano fue esa inmisericorde goleada en el estadio de los 49ers de San Francisco; la de ayer, otra goleada en la primera derrota de Martino. Osorio nunca se recuperó y fue una necedad mantenerlo; ahora, Martino tendrá demasiado tiempo para volver a hacer una convocatoria, hasta marzo, cuando tengan de nuevo Fecha FIFA, porque las anteriores serán para la Nations League y preparar a jóvenes.

Para el segundo tiempo, el marcador en el Alamodome no fue más grotesco porque Argentina se relajó. Pero más allá de eso, en lo futbolístico, fue la peor Fecha FIFA (del par que lleva y con la Copa Oro), la más floja, porque a pesar del triunfo ante Estados Unidos, el equipo quedó a deber, y ante Argentina, el desastre total. De poco sirvió entonces tener a todos los futbolistas que, se supone, harán de este equipo superior a lo que ha sido en el pasado.

Lección para Martino, quien ahora tendrá que trabajar para recuperar su discurso con estos futbolistas y evitar que fallen, como siempre sucede, contra camisetas como las de Argentina o Brasil. Porque aunque en esta ocasión fue un amistoso, el tipo de exhibiciones como la vista en San Antonio ya han pasado en otros momentos. Si el Tata se estanca en esta derrota, será el fin de su proceso, pero si logra levantar su labor, discurso e imagen, puede recuperar el crédito perdido.

Un seleccionado nacional de México no va gratis a las concentraciones, ahora cobran ocho mil dólares por ser convocados, una de las nuevas medidas de la Federación Mexicana de Futbol negociadas en el pasado verano. No es sólo el orgullo de defender al que, se supondría, es el equipo más importante para un futbolista, también les tocan unos billetes verdes por venir a estos partidos.

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