La polarización de las ideas
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Sin duda el tema de la semana fueron los tiroteos en Estados Unidos donde 32 fallecieron en menos de 48 horas en El Paso, Texas, y en Dayton, Ohio.
Si bien es cierto, el problema de los tiroteos masivos en lugares públicos no es nuevo. Se tiene registro que han existido al menos 60 en los últimos 20 años. Sin embargo, lo que sí es nuevo es que éstos sean por racismo hacia latinos, en especial mexicanos.
El tirador de El Paso compartió en Internet un manifiesto político que apoya el racismo y el nacionalismo blanco: la idea que los blancos son “superiores” como raza frente a las otras.
¿Con qué tipo de hechos en el pasado podemos comparar lo que ocurrió el fin de semana en El Paso, Texas?
El genocidio de Rwanda en 1994 (abril-junio), donde los hutus (gobierno hegemónico) mató a 75 por ciento de la población de los tutsis de ese país, que estaba regido por un sistema de castas tras la colonia de Bélgica donde los tutsi gobernaban. Después de la independencia, en los años sesenta creció el odio de los hutus (que eran el 80 por ciento de la población del país) a tal grado que creyeron que los tutsi eran los culpables de todo lo malo que le había ocurrido al país. Por tal motivo, decidieron exterminarlos.
Otra comparación, desgraciadamente, es el nazismo, en donde su ideología política provenía también se la supremacía de la raza aria, considerándose mejores que todos lo demás y, por ende, con el derecho de conquistar todo el territorio que fuese posible y exterminar a aquellas razas que creyeran débiles, como fueron los judíos antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos cinco años hemos visto en toda América (Estados Unidos, México, Brasil, Venezuela, Colombia, Argentina) elecciones presidenciales polarizadas. No importa si fueron a la izquierda o la derecha. Me gustaría qué pensáramos solamente en el hecho que grandes bloques de la población consideraban que eran los que estaban bien y los otros (que no estaban de acuerdo) estaban mal. Más allá de analizar quién estaba bien o mal, se trata de centrarnos en lo que puede provocar nuestra falta de empatía, nuestra incapacidad de diálogo y la necedad por tener la razón.
La polarización de ideologías políticas, es decir, el “fanatizar” las ideas de cierto partido o cierto personaje político o social, y creer que éstas son la única verdad y la razón válida para realizar cualquier tipo de acción, es sumamente peligroso para nuestras sociedades.
No se trata de saber si los que piensan a la izquierda están bien y los que piensan a la derecha están mal, o viceversa, se trata de buscar consensos y construir juntos lo mejor para todos.
En el siglo 21, el de las comunicaciones, de la información, de la tecnología, en donde todo ocurre muy rápido y la única constante es el cambio mismo, no se debería entender las polarizaciones como algo “normal”. Vivimos una época global donde tenemos muchísimas herramientas para comunicarnos y tal parece que lo que menos hay es comunicación efectiva y asertiva.
Invirtamos nuestro tiempo con las personas de nuestro alrededor: familia, vecinos, compañeros de trabajo o de clase y amigos en conversar cuando no estemos de acuerdo y construir soluciones juntos. Seamos más humanos, más personas.
Nosotros como ciudadanos tenemos el poder real de construir sociedades más justas y equitativas para todos. De construir la paz que tanto anhelamos. Hagamos la diferencia. No esperemos a que llegue alguien más a tomar estos espacios.
Seamos #CiudadanosdeTiempoCompleto.
@garciacecy_
ceci.garcia@dcamexico.org