La posverdad
COMPARTIR
TEMAS
Según el Diccionario Oxford, la posverdad es el fenómeno que se produce cuando “los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”. Algunos sostienen que empezó a manifestarse en 2008, después de la crisis financiera, que costó alrededor de 2.3 trillones de dólares, agudizó la desigualdad económica y acabó estancando los ingresos de las clases medias, que suelen ser aspiracionales, participativas y expresivas.
Los 2.3 trillones salieron de los ahorros de las menos pudientes clases medias y de los contribuyentes en general, y fueron a remediar la metida de pata de los muy pudientes. En lugar de culpar a los responsables del desastre, valiéndose de nuevas tecnologías “informativas” se desataron las fieras del nacionalismo, racista y clasista que suelen agazaparse en lo profundo de la naturaleza humana, para que otros cargaran con la culpa y desviar la atención de los verdaderamente responsables.
La película “The Big Short” hace un recorrido de lo sucedido en aquella debacle financiera, en las escenas finales el protagonista termina vaticinando que los poderosos encontrarán la forma de culpar a otros de lo que fue responsabilidad únicamente suya. Los chivos expiatorios serían los migrantes, los extranjeros, “el otro”. Dos punto tres trillones de dólares es mucho dinero, generaron un enorme boquete en las finanzas internacionales que crece y crece. Afectó a muchos e inició una bola de nieve difícil de contener.
Después de 11 años parece que quedó atrás aquella debacle, aunque sus efectos sigan presentes, entre ellos el fenómeno de la posverdad. Anteriormente solía argumentarse que cada persona tenía derecho a sus propias ideas y opiniones, esa diversidad de opiniones era parte inherente de la libertad de los seres humanos. Hoy, unos pretenden imponer “su verdad” y eliminar la que otros sostengan. Unos y otros defienden y exigen que su propia versión sea aceptada como la pura verdad, si trasladamos estos modos al mundo de la política, la cosa se pone muy peligrosa.
La cacería de brujas que se desató permite a Trump declarar estado de emergencia nacional por lo que llama “invasión migratoria de Centroamérica”, en el momento en que la migración indocumentada es la más baja de toda una década. El Presidente de México justifica todas sus acciones en detener la corrupción y culpa a los corruptos de cualquier ataque o deficiencia que exista en su gobierno. Pero mientras dice eso, no hay uno sólo de esos corruptos procesados y en vez de transparentar compras gubernamentales, le apuesta a las adjudicaciones directas. Este mar de contradicciones, seguido desde la jungla de las redes sociales, es una carnicería, un cuento de nunca acabar. Es una guerra de todo o nada, nadie escucha, todos creen tener la verdad entera, la razón.
Vivimos en una sociedad en la que ya no nos escuchamos unos a otros, hablamos muchísimo pero escuchamos muy poco. Haga el experimento en su próxima conversación. Vea qué tanta atención pone su interlocutor a lo expresado por usted y qué tanto se tarda en cambiar de tema para hablar de sus propios puntos de vista o de sus asuntos. Mejor aún, observe qué tanta atención pone usted a lo que dicen sus interlocutores, mida su capacidad de escucha.
Anteriormente los políticos hacían campaña basados en nuestras ilusiones, ofreciendo un futuro promisorio. Ahora apelan a sentimientos más primitivos y, lamentablemente, más perversos y negativos. Cultivan el miedo, la xenofobia, la envidia, la avaricia, el individualismo y el localismo. “Es tuyo, lo mereces, no tienes que compartirlo”. “Los males que padeces son culpa del otro, del desconocido, del diferente, sin derecho a réplica”. “Todo va a estar bien, alcanza para todo, tú atesora”. Parece que las matemáticas ya son tan ambiguas como la verdad.
@chuyramirezr
Facebook: Chuy Ramírez