La regla de los 4 regalos
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Estamos a pocos días de la Noche Buena y vemos el congestionamiento en calles y tiendas, comprando y consiguiendo lo último para la cena de Navidad: tamales, pavo, regalos, platos, juguetes, etc. En las últimas Navidades he escuchado datos escalofriantes de cuántos juguetes reciben los niños. Haciendo una recopilación pude contar un promedio de 15 a 20 juguetes de los abuelos, tíos, papás, Santa Claus, Niño Dios y Reyes Magos. En esta semana escuché a un papá decirme: “Acabo de pagar los juguetes de mi hijo. Estuve dando abonos por 5 meses. Mi hijo tiene 2 años”. Sé que es una época de regalar, pero también debemos ser sobrios al dar juguetes a nuestros hijos. Los invito a seguir lo que llamo la regla de cuatro regalos, aunque también pueden ser tres ó dos regalos.
La regla de los cuatro regalos consiste en:
Algo de lo que quiere.
Algo de lo que necesite.
Algo de ropa.
Algo que pueda leer.
Esto le enseñará a nuestro hijo que los regalos cumplen un objetivo de crecimiento y que van más allá de la diversión. El regalo no es sólo un dar sino además es desprenderte de lo que somos para que el otro lo comparta. Te haces presente en él. Sé que en estas fechas es muy difícil decir un “no”, pero los chicos deben aprender que no todo lo que se desea se puede tener y además si se desea mucho se puede trabajar para tenerlo.
En una sociedad consumista corremos el peligro que nuestros hijos valoren el regalo por su precio y no por la intención moral y psicológica del dar. Cuando regalamos siempre pensamos en el otro, sus gustos, necesidades y lo feliz al recibirlo. Me gusta el sinónimo que hay de la palabra regalo: “presente”. ¿Por qué? Nos hacemos presentes en la vida de quien lo recibe. Lo importante no es el objeto sino la presencia de la persona quien nos lo da.
Otro elemento del regalar es dar sin la expectativa de recibir. No esperemos recibir al dar. Esto es una de las grandes virtudes de la generosidad. Enseñemos a nuestros hijos que un simple gracias y su sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir. Comprender al otro es el mejor regalo. Entender sus gustos, ponerme en su lugar y saber sus necesidades es uno de los mejores regalos que podemos hacer: “Le regalaré una flor. Pero ¿cuál? ¿Rosa, clavel, tulipán u orquídea? ¿De qué color? ¿Cuántas? ¿En qué tipo de arreglo?, etc”. Qué mejor regalo es: “Cuando venía a casa me acordé de ti. Me detuve y te escogí estas rosas”. El regalo no es la cosa sino el entregar mis pensamientos, esfuerzo, tiempo y trabajo al otro. Aprendamos a regalar nuestra persona y no cosas, y aprendamos a saber recibir a la persona. Les deseo que esta Navidad sea, para ustedes y sus familias, llena de amor y paz.
jesus.amaya@udem.edu