La sangre se hereda y la virtud se aquista
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El Quijote II, 42
Cuando Sancho Panza es nombrado gobernador de la Ínsula Barataria, su amo don Quijote de la Mancha le da una serie de consejos fundamentales sobre “cómo se había de haber en su oficio”. Con reposada voz, entre otros importantes consejos le dio el siguiente:
“Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen príncipes y señores, porque LA SANGRE SE HEREDA, Y LA VIRTUD SE AQUISTA (adquiere), y la virtud vale por si sola lo que la sangre no vale”.
La anterior sentencia, que en realidad son dos con un mismo significado, nos indica que las personas valen y deben ser reconocidas por los demás no por el color de su sangre, pues toda es roja, ni aún por los bienes materiales que heredan, sino por su esfuerzo, constancia, sentido de responsabilidad y dedicación.