La violencia nuestra de cada día
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La barbarie que se ha intensificado y que ha rebasado los límites que hasta ahora habíamos visto no se gestó por estos días. Es fruto de una práctica constante que pareciera se ha convertido en una costumbre.
En 2017, según datos del Inegi, en territorio nacional se registraron 31 mil 174 homicidios; en 2018 perdieron la vida 35 mil 964 personas y en 2019 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública estima que diariamente asesinan a 95 personas. Esa es la lamentable forma, ¿y el fondo?
Desde siempre, ¿recuerdan a Thomas Hobbes? El hombre ha sido ambicioso por naturaleza, y el instrumento con el que ha paleado la codicia sistemáticamente ha sido la violencia. La violencia siempre ha estado ahí como un recurso para forzar, someter y controlar. En últimos tiempos para mandar mensajes a una población que la ha padecido siempre, pero que se ha recrudecido en éstos tiempos.
Practicamos de forma inconsciente la violencia en el ámbito de lo privado, y la hemos convertido una práctica social que vemos ya normal. Que alguien le diga a otro de cosas y que todo esto termine en una reyerta es lo ordinario en nuestra sociedad mexicana, ¿o no somos bien machos?
Lo que se vive en los hogares mexicanos, de tiempo atrás, ha sido una demostración de poder y de dominio donde las amenazas, los insultos, las agresiones físicas y sexuales son el pan nuestro de cada día. Quienes son ofendidos con mayor frecuencia son las niñas, los niños y las mujeres. Las cifras de violencia intrafamiliar en nuestro País son escandalosas. Por supuesto, toda esta cultura de violencia se lleva a los siguientes segmentos donde se interrelacionará la persona. Antonio Gramsci, en su Teoría de la Reproducción, hablaba del papel de la hegemonía entre los seres humanos, aquí aplica perfectamente.
En el ámbito laboral, como ya lo señalábamos en la entrega anterior, “no se cantan tan mal las rancheras”, la violencia se manifiesta a través del abuso de autoridad de quienes se encuentran en el vértice de la pirámide, las cargas de trabajo, el acoso laboral, sexual, la inseguridad, la salud, las jornadas excesivas, entre otras tantas formas.
En la sociedad en general, ni se diga, la violencia epistemológica –de pensamiento–, no corporal, atenta contra la fama, la autoestima y se mete hasta la cocina destruyendo todo a su paso. Los medios han sido sus mejores aliados a través de las fake news y de las notas que no construyen. Las nuevas plataformas de diversión con sus barras promueven la violencia a la “n” potencia a través de las series, las telenovelas, los videojuegos y el discurso que está debajo de los intereses económicos que las televisoras y los medios en general tienen.
Otro tipo de violencia es la sociopolítica, donde las desapariciones forzadas, los desplazamientos, los secuestros, el tráfico de personas y las detenciones arbitrarias son actos intencionales del Estado, donde hay una intención directa o indirecta. ¿O de veras cree que las cosas pasan por casualidad?
Las cosas pasan porque ha habido caldos de cultivo que por indiferencia, omisión, importancia o intereses el Estado ha permitido, por lo tanto, hay una responsabilidad del Estado. Las protestas y desapariciones de ferrocarrileros, maestros, médicos, estudiantes, activistas, periodistas y sociedad en general se han dado porque los grupos de interés han utilizado el miedo y el terror como elementos de control social, consciente o inconscientemente.
La forma son todos los acontecimientos que lamentablemente hemos visto a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, porque desafortunadamente la descomposición social está por todas partes. El fondo, algunos de los temas de la reflexión que hemos realizado. Dejemos de preguntarnos, por tanto, ¿por qué son tan altos los niveles de violencia que vivimos en el País? Y comencemos a vivir sin violencia desde el pilar básico de la sociedad, porque en definitiva en nuestro País, quien más, quien menos, todos somos responsables de la violencia nuestra de cada día.
fjesusb@tec.mx