A la vuelta del año
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Decretado por el papa Francisco, el 2016 será consignado a la misericordia en un intento por refrendar el compromiso humano con el prójimo y redimirnos. Año que también será del necesario esfuerzo para crecer y crear, actividad en la que día a día encontramos más artífices. En su visita a Filadelfia pidió a la iglesia: “creatividad” para adaptarse a los cambios.
Resulta que bien hace falta despertar a lo que conlleva emprender a través del ejercicio del pensamiento y en ello se empeña el ser humano.
Esencia de formas y de productos, de actitudes y gozos, de satisfacciones y compromisos, la creatividad invade el mundo en un estilo singular, en son de asalto positivo, verdadero y enaltecedor, para mejorar las cosas y hacerlas nacer o renacer con nuevo estilo.
Ser creativo, no sólo es una actitud demandante de esta realidad viviente, sino que también es una cuota necesaria para entrar al capo del avance, del desarrollo y la fortaleza.
Acostumbrados a repetir las cosas, nuestro miedo se basa en la comodidad de la situación actual y el temor de lo que pueda suceder.
Es entonces el momento en el que la creatividad salva, porque al decidirnos a crear, cambiamos sin saberlo.
La mayoría de los avances de la humanidad se debe en igual forma a los inventos como a la creatividad de sus líderes.
Educados en el nivel de ser empleados en algo, nos falta dar el paso de educarnos a ser emprendedores en algo.
Ser empresario es lograr con la ayuda de una brújula bien ajustada, llegar a cualquier lugar sin perdernos.
La modernidad de las cosas no nace de la magia, sino de resolvernos en ser cada día más creativos, extendiendo las potencialidades de nuestro intelecto o nuestra visión a un objetivo.
El que vive sin objetivos, está desperdiciando oportunidades, valores y existencia. Valorando nuestra esencia y existencia al agregarle una razón de ser, una vía, se traduce en entusiasmo, energía interna y crecimiento.
El ser emprendedor conlleva elementos como: anhelo de independencia, deseo casi obsesivo de superación, alta capacidad de riesgo y apertura activa a lo inesperado.
La complejidad de decisiones de este mundo no es nueva; durante la historia de la humanidad la creatividad ha acompañado al ser humano en sus actividades y avances.
Debemos a este aspecto el elemento motriz de lo que se hace, no de lo que deja de hacerse. El compromiso de hacer más que de recibir queda latente en ella.
En la sociedad tiene cabida permanente el ser creativo, el ser que invoca nuevas maneras a antiguas formas, que por lo repetitivo aburren y cansan.
El tedio no aconseja al fin de cuentas y evoca detenimientos que se anteponen a la libertad de expresar nuestras ideas y difundirlas.
La acción y la creación definen un modo de reflejarnos como nos quiere ver la divinidad; potentes, ágiles, diversos, creadores y sobre todo auténticos.
A los versos del poeta Nicolás Guillen “Haz que tu vida sea / campana que repique / tierra en que fructifique / el árbol de la idea”, refrendaríamos el elemento de ser creativo como la energía necesaria a efecto de dar sabor a nuestras vidas.
La idea refiere juicio, el juicio, pensamiento y el pensamiento impulsa al fin el crear las cosas, defendamos esta capacidad y rindámosle homenaje, poniéndola a trabajar, puede que ésto sea al fin nuestra tarea. Un año misericorde y creativo para todos, con los mejores deseos entonces.