Larga espera por el asilo

Eblin Nolasco, un migrante hondureño de 30 años, tiene dos meses esperando en la frontera entre Piedras Negras e Eagle Pass, Texas, para ser llamado por las autoridades de Estados Unidos para el trámite de asilo político.

Es el único migrante en la casa Betania de Piedras Negras, “el único que queda”, dice Gloria, encargada del comedor y albergue para migrantes.

“Tuve que esperar para que me apuntaran en la lista porque está lleno y es fecha que todavía no paso”, dijo el hondureño, que acumula cuatro meses desde que salió de La Paz, Honduras, y dos meses que llegó a la frontera coahuilense.

Refirió que en Honduras la violencia y la criminalidad lo siguen como sombra y por eso optó por huir de su país. Aseguró que en los últimos cuatro años prácticamente él y su familia han tenido que escapar de la violencia.

Hace semanas que no sabe de su esposa y tres hijos, porque lo último que supo era que se iban a ir a un poblado donde no había mucha comunicación.

Pero la violencia lo atrapó también en México, particularmente a su paso en Torreón, donde relató que lo asaltaron cuatro jóvenes y mientras trataba de huir, se cayó y se fracturó el pie. Así, lesionado, se subió al tren hasta Piedras Negras donde espera ingresar a Estados Unidos.