Lealtad de marca
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Saltillo sí es una plaza difícil para el comercio, aunque eso sí, muy fiel: ‘Una vez que la gente te elige, ya no te suelta’
El Coronel Harland David Sanders, mejor conocido simplemente como El Coronel Sanders, fundador, imagen y espíritu de la cadena de comida rápida KFC, a menudo se siente tentado a jugar a ser Dios porque… pues, básicamente Él es Dios.
Se dice que en el principio, todo era hambre, hasta que dijo “háganse las 12 hierbas y especias, separando así la receta secreta del pollo cruji”. Y viendo que era bueno, agrandó el paquete con puré de papa, ensalada y bisquetes.
Bien, hace no mucho, el Coronel dio una nueva prueba de su existencia y de que está siempre pensando en nosotros, cuando trajo al mundo (por tiempo limitado) la Chizza, un prodigio culinario que sólo Él, en su infinita sabiduría pudo concebir y que combina las bondades del pollo frito con las propiedades terapéuticas de la pizza.
Un infarto, es lo que se anticipa, pero un infarto delicioso. Y lo más curioso de todo esto es que la Chizza (“chiken-pizza”, digo, por si no supo desentrañar el intrincado nombre), se vendió originalmente sólo en Saltillo.
Así es, esta innovación, regalo del Coronel al mundo, estuvo en un principio disponible únicamente en la capital coahuilense, lo que parecía confirmar un rumor muy diseminado entre los habitantes de la saraperópolis: que Saltillo es una excelente ciudad para hacer pruebas y estudios de mercadeo.
De hecho, la creencia popular es que los saltillenses somos consumidores tan “especiales” y exigentes que resultamos ser algo así como la prueba de fuego definitiva para cualquier marca, lo que se sustenta en la significativa cantidad de cadenas y franquicias que han tenido que cerrar sucursales asentadas en esta ciudad. La leyenda urbana dice que “si pega en Saltillo, pega en cualquier parte del mundo”.
Restaurantes, tiendas de conveniencia y departamentales, bares, cines y hasta medios de comunicación se han visto obligados a cesar operaciones en Saltillito, a pesar de haber demostrado ser fórmulas de éxito en otras latitudes.
Hace unos días VANGUARDIA publicó un reportaje sobre esta noción, que algo tiene de mito y algo también de hecho por confirmar. Sin embargo, los especialistas entrevistados aseguraron que, en su experiencia, Saltillo sí es una plaza difícil para el comercio, aunque eso sí, muy fiel: “Una vez que la gente te elige, ya no te suelta”, se aseveró en dicha nota.
De todas las marcas, no obstante, a la que más lealtad le profesan los saltillenses (coahuilenses en general, de hecho) es esa infame franquicia de usura, trácala, tráfico de influencias, corrupción y delincuencia organizada: el PRI (M.R.).
-¡Uy, ya va a empezar el columnista con su cantaleta!
-Bueno, sí, pero piénselo por un minuto, a pocas cosas le ha sido tan fiel esta tierra, o
mejor dicho, su gente.
Claro, usted podrá afirmar, sin que le falte razón, que el PRI de hecho prosperó en todo el territorio nacional, porque un muy buen porcentaje de la población mexicana es proclive a la transa, el chanchullo y la marrullería.
Sí, pero podría concederme (además del hecho de que Coahuila es paradigma de ese viejo PRI, jurásico, de guayabera y toda la cosa) que somos una de las pocas entidades en las que la alternancia en el gobierno es aun quimera de la democracia.
Y como ya hemos apuntado varias veces en este espacio, tras el tsunami amloísta, Coahuila y su capital, se convirtieron en el último islote del priismo nacional, amén de haber sido escenario para el cierre de campaña de su malograda candidatura presidencial.
“Una vez que la gente te elige, ya no te suelta”… ¿O cómo dijo el que dijo?
Así es, para nuestro bochorno y desdoro, somos eminentemente priistas, con todo lo que ello implica para nuestra patria chica y su rancia sociedad: Tenemos gente inexplicablemente rica y un montón (un chingo) de gente queriendo imitar su ejemplo y haciendo todo lo posible por ser los siguientes en la lista. Que hay una decadencia moral generalizada, me parece innegable también y que los notables son personajes de muy cuestionable reputación también es uno de nuestros rasgos más característicos.
A esta dudosa élite pertenece Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, quien luego de enfrentar acusaciones muy serias por malversación en contra del erario del vecino Estado de Chihuahua, está en proceso de ser exonerado por la autoridad federal.
La catastrófica Presidencia de Enrique Peña Nieto, al tiempo que rinde su último Informe, intenta resolver a su manera estos entuertos antes que heredárselos al nuevo inquilino de Palacio Nacional.
Hablamos del mismo gobierno que extendió su brazo por todo el Atlántico y hasta la Península Ibérica para liberar a Humberto Moreira (otro distinguido coahuilense) de la justicia española.
Nuestra relación con el (esperemos) agonizante régimen, con el rancio priato, no es de ayer ni es casual. Hace décadas abrazamos al Revolucionario y lo convertimos en nuestra marca predilecta, con la que mejor nos identificamos, la que se lleva de calle toda nuestra lealtad y eso, como sociedad, nos pinta mejor que cualquier estudio de mercadeo.
petatiux@hotmail.com
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