Lecciones de otra crisis
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Empezaron a surgir más y más casos como el de esa joven estudiante de universidad que se dio cuenta que tendría problemas para conseguir gasolina para manejar de regreso a su casa. Desconsoladamente veía gasolineras que cerraban al terminárseles el combustible. Por 7 horas buscó gasolina y finalmente encontró una “corta” fila de 50 autos en la gasolinera donde confiaba conseguir suficiente.
Su presidente había declarado que los problemas con combustibles se habían convertido en una crisis y pidió a los ciudadanos hacer esfuerzos para racionalizar su uso. La situación era más grave de lo pensado. Conforme la crisis avanzó, los ciudadanos en la calle culpaban a la compañía petrolera, al Gobierno, a buques tanque que estaban esperando fuera de los puertos, especulando con la crisis. Rumores generaban compras de pánico, agudizando el desabasto ya que los usuarios cargaban con más frecuencia de la necesaria. Los consumidores pagaban 30 o 40 por ciento más que hace un año, generalmente agradecidos y hasta felices de poder tener la gasolina a cualquier precio. Expertos analizaron el problema y concluyen que la causa de la crisis no fue la conspiración que veían los ciudadanos, sino la inacción e ineptitud del Gobierno por décadas. No había una estrategia o política energética coherente que coincidiera con los intereses de la nación. Por ejemplo, el País había acordado comprar a terceros países en condiciones que parecían baratas, en lugar de desarrollar sus propias fuentes de abasto. También construyendo refinerías en el exterior en lugar de hacerlas dentro del País. Las importaciones de productos baratos tuvo el efecto de desincentivar la expansión de la producción doméstica. Después de la crisis quedan dudas. ¿Tenemos los precios adecuados? ¿Ha actuado correctamente el gobierno? ¿Volverá el desabasto y las largas filas? Dependiendo a quién le preguntes, la respuesta será diferente.
**Adaptado y basado en un artículo de Michael C. Jensen para el NY Times. 29 de abril de 1974. https://goo.gl/ybsg4J
La crisis energética de 1973, provocada por el embargo petrolero de los países árabes a Estados Unidos, duró cerca de 6 meses. Esta fue seguida de otra similar, 6 años más tarde, desencadenada por la revolución de Irán y la guerra entre Irán e Irak. Ambos shocks se consideran como el inicio de una política energética norteamericana enfocada a la autosuficiencia y desarrollo de la industria dentro del país, la cual, varias décadas más tarde, ha dado frutos y convertido a los Estados Unidos en una potencia energética con poca dependencia del exterior.
Mientras todos opinamos sobre el desabasto o problemas de distribución de gasolinas que padecen algunas ciudades en México les propongo considerar lo siguiente:
1. El problema es real y no parece ser (aún) generalizado.
2. Si la causa raíz del problema tiene que ver más con la guerra al robo y la corrupción alrededor de Pemex que con la pobre estrategia, la gente tendrá más paciencia y comprensión. La paciencia se alimenta con información clara, datos y resultados palpables (incluida la PGR).
3. Hay muchos mexicanos sufriendo molestias, ansiedad, riesgos y costos que no son normales y esperemos sean sólo temporales. Seamos considerados con ellos cuando opinemos, esto incluye al Presidente y su equipo, así como a “líderes de opinión”. Confiemos en que ese esfuerzo redituará en beneficios para todos los mexicanos.
4. Reenviar información falsa o exagerada y alimentar el pánico puede pegarle a AMLO, pero no ayuda en nada a resolver el problema y también afecta a nuestros conciudadanos.
5. Es admirable que ante tantas filas y estrés de ciudadanos, se haya mantenido el orden y la solidaridad tradicional de los mexicanos en la gran mayoría de los casos. Esperemos siga así.
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com