Leer y senderear
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El pasado lunes 23 de abril se celebró el Día Internacional del Libro. En la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), ese día, en cada una de las 59 escuelas o facultades se llevaron a cabo diferentes actividades para promover la lectura. Desde presentaciones de libros, lecturas en atril y concursos de lectura, incluso se invitó a librerías para que promocionaran la venta de sus libros. Fue toda una feria de la lectura.
El anuncio de estas actividades lo hicimos el domingo pasado sobre un paraje en el Camino del Cuatro, sendero que atraviesa la Sierra de Zapalinamé. Ahí se explicó la importancia de conmemorar el día del libro, el alcance de promover la lectura y la relación de los libros con la Sierra de Zapalinamé. En esta caminata participamos estudiantes, profesores, trabajadores y directivos de la UAdeC, y también nos acompañó “Nala”, mi perrita.
En el marco de estas actividades presenté tres libros. El primero, “El Manual del Ciudadano Contemporáneo”, de Ikram Antaki, en la Facultad de Derecho de Torreón. La primera parte del libro nos dice que el hombre creó la Razón, que ésta nació de la necesidad política y que fue inventada en Grecia en el siglo 5 a.C. Luego desarrolló la Astucia, esto es, la inteligencia práctica. Luego, con la Razón y la Astucia, instauró la Paz para convivir, después implantó el Derecho para asegurarla.
El Derecho es el único modo que nos hemos dado para garantizar la paz social y la seguridad individual. Luego, en el tránsito de desarrollar la sociedad, los hombres pusieron la Autoridad para aplicar el Derecho e instalaron el Estado para gobernar y, como consecuencia, nació la República. Ello requirió el Civismo, que es la parte fundamental que cohesiona a toda la sociedad. Pero la convivencia siempre está en peligro y podemos perderla por las pasiones políticas. También trata los temas de la democracia, la demagogia, el monstruo que está adentro de cada democracia. Y más adelante aborda la educación, la laicidad, la mentira, el conformismo social y cierra con: ¿cómo surge y cómo se destruye una civilización?
El segundo libro es “El Hombre que Amaba los Perros”, de Leonardo Padura. Éste lo presenté en la Facultad de Ciencia, Educación y Humanidades. El autor es un excelente narrador que ahora está teniendo un merecido reconocimiento nacional e internacional. Aunque casi siempre –y esto no es la primera vez que ocurre– los grandes monopolios de la información politizan en extremo el nombre del escritor, privilegiando sus contradicciones con el Gobierno cubano.
De ahí que mejor les recomiende detenerse en el Padura que escribió “El Hombre que Amaba a los Perros”, una novela que relata tres historias (es como tres novelas en una) que se entretejen de forma conmovedora. La historia de Iván, un cubano cuyos anhelos literarios e ideales revolucionarios se ven malogrados por la burocracia, el totalitarismo, la crisis económica que azotó la isla en la década de los años noventa.
Iván conoce en la playa a un tenebroso hombre que, con el pretexto del amor por los perros que ambos comparten, le relata la criminal vida de Ramón Mercader del Río. La novela también relata la lucha de Trotsky en contra del stalinismo y su brutal asesinato en México. Las tres historias se enlazan por el amor a los perros.
El tercer libro es “Véndele a la Mente, no a la Gente” de Jürgen Klaric, lo presenté en la Facultad de Contaduría y Administración de Monclova. Este autor asegura que la gente no sabe por qué compra. Que a los graduados nunca se les enseña cómo venderse en una entrevista laboral. Que en el mercado laboral de hoy, tan competitivo y agresivo, hay que entender que hasta para que te den un trabajo tienes que saber venderte.
En cierta medida esta obra nos propone que no sólo hay que formar buenos profesionistas, sino que ahora también hay que capacitarlos para que se puedan ofertar correctamente.
En el mundo del mercado laboral ya no se juzga a los solicitantes de empleo sólo por sus capacidades profesionales, sino que su aspecto y su actitud juegan un papel decisivo. Un gesto fuera de lugar o una risita nerviosa mina la confianza del contratante.
Sin duda, después de “la inteligencia emocional” debemos tener claro que las emociones afectan nuestra manera de ver y pensar el mundo. Mientras tanto, sigamos leyendo y sendereando.
@SalvadorHV
jshv0851@gmail.com